POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRNISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Nuestra «pornohistoria» de hoy comienza con el rey Enrique II de Trastamara, don Enrique el de las Mercedes (1334-1379), hijo bastardo de don Alfonso XI de León y de su «amiga íntima» doña Leonor de Guzmán.

Este don Enrique gozó de la protección tutorial de don Rodrigo Álvarez de las Asturias, señor de Noreña, de COLUNGA y de otras comarcas asturianas, al que donó todos sus bienes y honores.

Ya rey don Enrique, joven y braguetero, tuvo un hijo bastardo («habido de ganancia», se decía entonces), don Alfonso Enríquez, al que por razones de estado casó con doña Isabel, portuguesa, hija, también bastarda, de don Fernando I de Portugal.

A este joven matrimonio, don Enrique les concedió el título de CONDES DE NOREÑA.

Don Alfonso y doña Isabel, entre braguetas, conspiraciones y revueltas, quisieron ser reyes de Castilla. Peleas y batallitas por acá y por allá hasta que don Juan I se cabreó, despoyó a don Alfonso de su Condado de Noreña y lo concedió a la Mitra ovetense. El obispo don Gutierre de Toledo fue quien primero ostentó este título; el último, ya en los mediados del siglo XX fue Monseñor Lauzurica y Torralba, que renunció a él.

Aquellos don Alfonso y doña Isabel, cambiando el Noreña por el portugués Noronha, crearon cuna de nobleza; entre cuyos personajes se encuentran obispos, señores, nobles hidalgos, etc.

Uno de ellos fue don ANDRÉ DE NORONHA, obispo de Portalegre en los finales del siglo XVI, generoso protector del convento de monjas clarisas, fundado en 1551 en Caminha, conocido inicialmente como Convento da Nossa Señora da Misericordia y después Convento de Santa Clara.

Y ahora da comienzo nuestro relato culinario.
Según pude saber en Caminha, a traves de un folleto informatiivo conseguido en la Oficina de Informaçao e Turismo local, de este convento de Clarisas surgió la fórmula de BACALHAU COM MIGAS DE PAO DE MILHO o BACALHAU COM BROA.
Como el convento cerró sus puertas en 1889 es de suponer que la receta date de comienzos de ese siglo o de finales del XVIII.

Esta es la fórmula que yo acomodé a mi manera:

Puse a desalar cuatro buenos lomos de bacalao que, después, maceré en un adobo de aceite, ajo y perejil picados, vino blanco y media hoja de laurel.

Tras unas 3 horas de maceración, ya escurridos, eliminé pieles y espinas, los desmenucé groseramente (es decir, no muy migados) y dispuse en fuente de horno regados con un poco del «jugo» del adobo.

Pasados unos 10 minutos de horneado los cubrí con una generosa capa de migas de borona (pan de maíz) previamente rehogadas en sartén con un poco de mantequilla.

Otros 10 minutos más de horneado y a servir, bien caliente, en la misma cazuela o fuente acompañando, en plato aparte, con patatas cocidas tipo cachelos y unos grelos cocidos y rehogados en aceite y ajo.

¿Recuerdan los colungueses cuando, hace años, se organizaban excursiones-compra a Valença do Miño (sábanas, mantelerías, cuberterías, albornoces, toallas, café…)- y a Viana do castelo (alfombras)?

Caminha está muy cerca de Viana y allí en días de feria y de mercado, aún mantienen la tradición del «bacalhau com broa».

Colunga, exasltó durante la Pascua el Festival de la Boroña Preñada.

¿Serían capaces de sorprender con este guiso de bacalao si es que el Festival se recupera?