JOSÉ ENRIQUE CALDERO, JOSÉ ANTONIO FILTER Y FRANCIS J.GONZÁLEZ DAN VOZ A ÉCIJA, CAÑADA ROSAL Y FUENTES DE ANDALUCÍA
Encarnan la memoria de los pueblos a los que pertenecen y dedican su vida a desempolvar la historia y dar a conocer el alma de los pueblos a sus habitantes. Son los cronistas locales, una figura desconocida por su labor callada y altruista, pero tan necesaria como recordar. «El que no conoce su pasado, no tiene vínculos ni raíces», afirma con contundencia José Antonio Filter, cronista oficial de Cañada Rosal.
La comarca de Écija es rica en historia y patrimonio e integra municipios de esplendoroso pasado como Écija, de innegable herencia colona como Cañada Rosal y La Luisiana o de remotos orígenes turdetanos como Fuentes de Andalucía. Este legado ha plantado su semilla en el corazón de muchos investigadores, apasionados por la historia y la cultura de sus pueblos.
Algunos, destacados por su compromiso, han sido nombrados por sus ayuntamientos cronistas oficiales, un título honorífico que en la comarca ostentan José Enrique Caldero en Écija y José Antonio Filter en Cañada Rosal, aunque este último también ejerce en La Luisiana por su historia compartida hasta la segregación de los municipios en 1986.
Raíces colonas
Con José Antonio Filter, Cañada Rosal disfruta del primer cronista de su historia, plagada de singularidades desde sus inicios dada su fundación en el siglo XVIII por más de 6.000 colonos centroeuropeos, quienes repoblaron estas tierras de mano del proyecto ilustrado de Pablo de Olavide y Carlos III.
Llegaron a convivir en Cañada Rosal y La Luisiana hasta seis nacionalidades diferentes: Alemania, Italia, Francia, Suiza, Austria y Países Bajos. «Era una torre de Babel en la que no se entendían, pero se necesitaban, una auténtica Europa de los pueblos», explica el cronista, presidente de la Asociación de Cronistas e Investigadores Locales de la Provincia de Sevilla.
Estudioso de la historia de su pueblo desde los 14 años, este historiador habla de un pueblo «orgulloso de su sangre colona», presente en sus apellidos, sus rasgos físicos y su carácter.
Un pasado de esplendor
El esplendor del que gozó Écija en épocas pasadas, ya sea romana, árabe o barroca, juega un papel clave en la identidad del municipio, según José Enrique Caldero, cuarto cronista oficial de Écija, a pesar del menor peso que detenta el municipio en su época reciente por factores como la desaparición del tren, la pérdida de población o las carencias de desarrollo en la agricultura o el turismo.
En una ciudad con el segundo mayor archivo histórico de la provincia y un desbordante patrimonio, ser cronista no es tarea baladí. Con cada crónica sobre los acontecimientos de relevancia (el último, la inauguración del nuevo hospital), Caldero persigue que los vecinos «valoren la historia no como algo que hay que aprender de memoria, sino como un recurso para conocer quiénes somos y extraer enseñanzas útiles que nos estimulen para el futuro».
«Creemos que los acontecimientos que vivimos se recordarán siempre, pero dentro de 20 años casi nadie se acordará de lo que ha pasado hoy», apunta el historiador. De hecho, señala que el brillo del Siglo de Oro a veces empaña el valor de la Écija árabe, que por su cercanía con Córdoba gozó de un importante nivel cultural; o de la Edad Media que «nos encamina el descubrimiento de América, del que Écija se benefició mucho económicamente por la salida de sus productos por el puerto de Sevilla».
La villa señorial
Fuentes de Andalucía carece de cronista oficial, pero cuenta con investigadores locales como Jesús Cerro, historiador que trabaja actualmente en el segundo tomo de la publicación «La villa de Fuentes», el cual recogerá la historia del municipio desde 1800 a la actualidad; o Francis González, uno de los investigadores locales más jóvenes de la provincia de Sevilla.
De formación autodidacta, se considera un «investigador aficionado apasionado por la Historia», pero cuenta ya con varias investigaciones publicadas sobre la localidad. Según reseña, ésta alcanzó su cenit en el siglo XVIII con el desarrollo del señorío de Fuentes, hecho que explica el importante patrimonio barroco con el que cuenta este pueblo de 7.000 habitantes, muy dinámico por su activo tejido social.
Una de sus grandes pasiones es la fotografía antigua, de la que posee una colección que supera el millar. «Disfruto muchísimo con el trabajo de calle: entrar en casa de los vecinos y ver sus álbumes de fotos. Vas buscando una cosa y encuentras otra: es una cadena sin fin», apostilla.
Fuente: http://sevilla.abc.es/ – Ángela Lora