POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Entre otras conmemoraciones por el terrible e inesperado fallecimiento de Cervantes, hace hoy cuatrocientos años (¡cómo pasa el tiempo!), el Colegio de Fomento Los Robles me invita a dar una charla. Para una charla, una conferencia o un responso, se requiere facundia, memoria, dicción, improvisación, latín, don de gentes… En cambio el escritor, mi oficio, precisa reflexión, soledad, continua rectificación en el folio, elección de la palabra precisa y no la sonrisa perfecta. Yo me expreso mal oralmente, lo mismo que por escrito si no pudiera borrar el noventa por ciento de lo que tecleo, reescribir y dos minutos después, o dos meses, arrepentirme y tacharlo, cambiar una palabra por otra y, al fin (y no siempre se llega al fin), firmarlo. Iré a Pruvia, no obstante, pero sépase que pedirme que hable por esta boca es lo mismo que si os leyera el contenido de mi papelera.
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