POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Del Covent Garden pasé el martes a París (siempre dentro del concejo de Siero), al magnífico escenario de una caja de cartón, en la Ópera Bastille, donde se desarrolló “Rigoletto”, obra a la que Verdi quiso titular “Maldición”. Cuando regreso a Oviedo y me entero de que nuestro tripartito pretende crear un Observatorio Municipal de Laicidad, ¡para impulsar la libertad religiosa!, pienso en Monterone cuando maldijo al duque de Mantua y a su bufón, Rigoletto. Faulkner, en su discurso en Estocolmo, en 1950, vino a decir que la base de todas las cosas es tener miedo, y habló de la gloria del pasado, del coraje, el honor, el sacrificio y la esperanza para ayudarnos a prevalecer y quien quite un andamio sin poner otro trabaja en la maldición. Pero, ¡ay!, nuestro tripartito es voluble, “qual piuma al vento” y confío en que muden de acento y de pensamiento.
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