POR JOSÉ ANTONIO RAMOS RUBIO, CRONISTA OFICIAL DE TRUJILLO (CÁCERES)
En el Archivo de la Diputación Provincial de Cáceres se conserva un interesante documento que nos ofrece noticias detalladas sobre la fundación de una ermita desaparecida que estuvo ubicada en el entonces barrio de San Clemente, actual plazuela de San Judas.
El sacerdote y Cronista de Trujillo don Juan Tena en su obra monumental nos dio detallada cuenta sobre esta ermita: “El barrio de San Clemente se llamó desde 1741 Plazuela de San Judas, porque fray Antonio Rubio Zamorano, con bienes del vínculo que fundó, erigió y dotó en este sitio una ermita dedicada al Apóstol San Judas, prevaleciendo el nombre hasta hoy. A los cuatro años de esta fundación, el padre Rubio Zamorano hizo donación de la misma a los religiosos agustinos de Santa Cruz, Valdefuentes y La Viciosa (Deleitosa), juntamente con una casa contigua, y los cuales tenían una residencia con destino a enfermería en la calle García, a las espaldas de la fábrica de la ermita”.
La ermita se destruyó durante la invasión francesa en 1809.
En el documento localizado en el Archivo de la Diputación Provincial podemos conocer los bienes muebles, obras de arte que poseía dicha ermita.
Fray Antonio Rubio Zamorano, era el párroco de la iglesia de la Vera Cruz de Trujillo, de hábito de la Orden de San Juan, fundó dicha ermita contigua a la casa que poseía en el barrio de San Clemente, aún puede verse la artística portada.
Consiguió la licencia del Sr. Obispo el día 31 de marzo de 1745 y no en 1741 como afirma el padre Tena, y el 30 de marzo de 1749 cedió la ermita a los agustinos.
Las imágenes que había en la capilla eran las siguientes: una escultura de San Judas Tadeo, el titular; otras imágenes de San Ramón, San Antonio (que actualmente se conserva en casa particular de Trujillo, concretamente en una vivienda de la calle Nueva), un Niño Jesús de talla, un Cristo de plata en cruz de ébano, y al pie Ntra. Sra. y San Juan de plata, que pesan 33 onzas. Una Inmaculada Concepción que igualmente se conserva en una casa particular en la calle Nueva.
En la sacristía había un Crucificado de marfil, otro de bronce. En la nave de la ermita varios cuadros al óleo con las representaciones de San Agustín, Santo Tomás, San Pedro, San Juan, San Andrés, San José.
La capilla comprendía tres altares.