POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
El pasado domingo, en el rastro gijonés, encontré una reedición-selección (Fundación Machado. Sevilla 2005) de los cantares populares españoles que Francisco Rodríguez Marín había recopilado a finales del siglo XIX.
¡Ah!; mi «joya» de libro me costó ¡¡50 céntimos de euro!!
Y como quien no quiere la cosa, al leer el capítulo dedicado a los cantos satíricos y jocosos, recordé las famosas coplas que «inventaba» La Petenera para zaherir, si tal era el caso, a su público.
Valga este ejemplo:
«Dime cómo te llamas.
Me llamo Cuerno-
¡Malhaya quien te puso
nombre tan tierno!»
Cantes satíricos que dieron cuerpo al dicho «salir por peteneras» cuando no se quiere responder a una pregunta o comentar adecuadamente un suceso.
En realidad el nombre de «LA PETENERA» no es correcto. Ella era una guapa moza gaditana, natural de Paterna de la Ribera, y entró en el mundo del cante con el nombre de «La Paternera». Pero como los andaluces «se comen sílabas al hablar», lo de Paternera quedó en Patenera y finalmente en Petenera.
Guapa, juncal y braguetera debió ser esta moza, pues así la «calificaban» sus rivales de cante:
«La Petenera mal haya
y quien la trajo a esta tierra
que La Petenera es causa
de que los hombres se pierdan.»
Pues verán ustedes.
También sin querer la cosa, de La Petenera di un salto a aquella mujer-varón, torera/torero, que se llamó MARÍA / AGUSTÍN RODRIGUEZ TRIPIANA (Jaén 1878- hacia 1942), conocida en el mundo taurino con el apodo de LA (EL) REVERTE.
Empezó como mujer novillera y después torera, pero cuando en 1908 el Gobierno prohibió el toreo femenino, La Reverte hizo valer su «posible sexo masculino» pasando a llamarse El Reverte. Por cierto, creo que hacia 1910 toreó alguna corrida en Oviedo.
¿Y por qué saco a relucir la historia de este personaje?
Pues porque, según mis referencias, ella o él (ignoro en qué etapa de su transexualidad) fue la inventora /inventor de un ARROZ CON LECHE CUAJADA, AROMATIZADO CON RON Y EDULCORADO CON ALMÍBAR.
He buscado en libros de cocina andaluza, y concretamente jerezana, y no fui capaz de encontrar la fórmula de tal invención, que considero exquisita pero, quizá, un poquito empalagosa al sumar el propio dulzor del arroz con el del almíbar.
A mí se me ocurrió esta receta «asturianizada»:
En un plato de servicio, para postre, se ofrece una muestra (ración individual) de arroz con leche asturiano (es decir, caramelizado en su superficie), acompañado de una quenelle de helado de yogur y bañando el conjunto con un toque muy suave de ron y el helado con un almíbar de medio punto. De no utilizar almíbar, puede sustituirse por caramelo líquido.
Y el domingo en Cabranes (Asturias), mozos y mozas disfrutarán DEL ARROZ CON LECHE (con o sin cuajada o helado de yogur) diciéndose aquello de La Petenera:
«Desde aquí te estoy mirando
y tu mirándome estás;
ojillos de pillo tienes,
pero no me pillarás»