POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
Un largo año y nueve meses, más unas elecciones municipales de por medio, empleó el Ayuntamiento en preocuparse del estado del palacete Torre Guil, en Sangonera la Verde. Es el tiempo que medió entre la aprobación de una moción para restaurarlo -en el Pleno del 28 de noviembre de 2013- y la orden de ejecución de «ciertos trabajos» de consolidación -en agosto de 2015- y que fueron desarrollados de forma parcial y deficiente.
La casa-torre, al parecer, tiene distintos propietarios. Según un expediente del Servicio de Disciplina Urbanística, en 2015 se les comunicó la necesidad de que acometieran medidas encaminadas a preservar el histórico edificio. Entre ellas se encontraba el cerramiento «con fábrica de ladrillo cerámico, previa colocación de lámina separadora de geotextil con la fábrica original, y terminación con enlucido con mortero». Además de la limpieza de estancias, la colocación de una puerta, cierres de seguridad y, lo más importante, «asegurar la bóveda del atrio de entrada».
En parte se realizaron los trabajos. Pero fueron insuficientes, como denunció ‘La Verdad’ el pasado domingo. Basta comprobar las fotografías actuales. Desde Urbanismo señalan que algunos «propietarios no han cumplido la orden de agosto». Así, el Ayuntamiento ha decidido impulsar «la ejecución subsidiaria de la parte no cumplida». Es decir: el Consistorio hará los trabajos e impondrá su coste a los dueños. Y no es ninguna broma: la multa a la que se enfrentan puede oscilar, según la ley, entre 100.000 y 200.000 euros.
Rodeada de escombros
La afirmación de que se han acometido las obras necesarias tampoco convence a la asociación Huermur, que ayer denunció ante la Dirección General de Bienes Culturales, adscrita a la Consejería de Cultura, los derrumbes y el deterioro en aumento de la torre y sus construcciones asociadas. Entre ellas se encuentra, por ejemplo, un enorme aljibe también protegido. Varios expertos que colaboran con la asociación visitaron hace unos días la finca de Sangonera y constataron el mal estado de la edificación.
La denuncia va acompañada de la argumentación legal, fotografías, planimetría y la catalogación que protege a la torre en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Esa ficha, incluida el Plan Especial del Conjunto Histórico (Pecha), señala incluso que sus valores arquitectónicos y paisajísticos, así como su situación, tamaño e instalaciones permitirían su futura explotación turística y asegurado la conservación de este bien cultural. A pesar de ello, el deterioro ha ido en aumento en los últimos años, llegando a producirse derrumbes que ponen en peligro todo el complejo. Además, desde la asociación destacan cómo «la maleza prolifera en los alrededores, y la construcción está rodeada de escombros».
Huermur denuncia que «es lamentable que la inoperancia y la inacción» de las administraciones local y regional hagan que el patrimonio «acabe una vez más en el suelo» ya que «no se llevan a cabo medidas que salvaguarden el patrimonio en peligro». Y concluyen que «la previsible pérdida de otra torre protegida lleva una vez más a que perdamos una parte de nuestra historia». Desde el PSOE, que anunció una moción para el próximo Pleno, se preguntan «por qué en la pasada legislatura no se cumplió otra moción, aprobada tras una denuncia de la entonces edil socialista Mar Rosa».
Fuente: http://www.laverdad.es/