POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Ayer sábado, como ya les comenté en otro momento, estuve en Boal, en el occidente asturiano.
Alternancia espectacular de viento cálido («turbón», «ábregu»), sol radiante, oscuridad de nubes, tormentas y lluvias intensas.
¡Mala cosa, comenté con unos amigos, y «mal presagio » para el verano, porque hoy es SÁBADO DE TÉMPORAS de la Trinidad!
¿Y qué es eso de las TÉMPORAS?, me preguntaron y, quizá, también se pregunten ustedes.
Les cuento.
Fue costumbre romana muy antigua celebrar con fiesta grande y comida abundante aquellas etapas del año, normalmente coincidentes con el cambio de estación (invierno, primavera, verano, otoño), relacionadas con el final de etapa o el inicio de alguna labor agrícola (recolección del cereal, vendimia, sementera…).
Esta costumbre «pagana», digámoslo así, fue «cristianizada» por la Iglesia dándole un sentido de penitencia y de gratitud a Dios por los favores recibidos.
A tales días penitenciales se les dio el nombre de TÉMPORAS y su fecha es variable, dependiendo del inicio del «año litúrgico» que tiene su comienzo en la Pascua de Resurrección (domingo inmediato siguiente al plenilunio de primavera, que empieza el 21 de marzo).
Este año de 2016, las TÉMPORAS DE VERANO (también llamadas Témporas de Pentecostés y Témporas de la Trinidad) tuvieron lugar el miércoles, viernes y sábado de la semana pasada.
Pues, ¿saben ustedes?, fue y es creencia muy generalizada (que algunos nos empeñamos en mantener) asimilar el tiempo meteorológico de los días de témporas con el que hará en los meses siguientes a su celebración.
Las Témporas de la Trinidad, por tanto, nos vaticinan esto: El mes de junio se comportará como lo hizo el miércoles pasado; julio será como el viernes, y agosto como ayer sábado.
Es decir, chubascos, vientos, tormentas…
¡Oiga! ¿Es científico esto que usted dice?
Pues ¡¡NO!!
Tampoco lo son el «Zaragozano» y las «Cabañuelas»… y aciertan de vez en cuando.
En ocasiones, incluso más veces que los meteorólogos de carrera, que casi siempre que dicen que en Asturias va a llover hace un tiempo soleado «que no veas».
¡Ah!
Les cuento otra cosa.
Cuando los jesuitas, muchos de ellos portugueses, fueron a misionar a Japón, a la hora de cumplir con la abstinencia en los días de témporas, inventaron un rebozo (sin huevo, claro está) a base de harina de trigo bien desleída en agua fría.
Lo denominaron «rebozo de témpora» y con el tiempo, por deformación fonética, se le dio el nombre de TEMPURA.
Pues nada; recordaremos este Sábado de Témporas de la Trinidad, mientras vemos el partido del Barça-Sevilla, degustando una fritura de langostinos rebozados en tempura.
Quitaremos el caparazón de la cola a los langostinos (manteniendo la cabeza, que resulta muy vistosa) y los rebozaremos en una mezcla, ligeramente espesita, de harina de trigo desleída en agua fría.
Después, ya rebozados, fríen en aceite de oliva bien caliente. Han de resultar deliciosamente crujientes con esa fritura y rebozo.
Y a gritar con entusiasmo: ¡¡¡Gol!!! ¡¡GOOOL…!!
¿De quién?
¡Da lo mismo!
Y recuerden: la TEMPURA no es especialidad originaria de la cocina japonesa.
Fue un invento de Jesuitas hispanolusos.