DESDE QUE MARGARITA TORRES AFIRMASE QUE LA RELIQUIA DESCANSABA EN LA CAPITAL LEONESA BAJO EL CÁLIZ DE DOÑA URRACA— EL ESCRITOR NO SÓLO ADVIERTE EL SÍMBOLO EN ESTE TEMPLO OMAÑÉS CONSTRUIDO EN 1723, SINO QUE HA TRAZADO UNA «INCREÍBLE» LÍNEA QUE LO CONECTA CON LA CAPITAL
Masonería, símbolos ocultos, una ermita en ruinas que rinde honor al mismísimo templo de Salomón y el cáliz de Cristo. Esos son los ingredientes principales que aderezan La clave del Grial, el enigma de Omaña, el nuevo libro del escritor leonés David Gustavo López. Un trabajo «sorprendente» e «inédito» que cayó en manos del también investigador cuando inspeccionaba los restos de un pequeño templo perdido en Robledo de Omaña. «Mi intención era denunciar su estado de abandono, pero pronto me fijé en la existencia de un elemento decorativo situado en la piedra clave del arco que da entrada a la ermita», revela el autor.
El hasta ese momento insignificante detalle, iba a cambiar poco después el rumbo de los acontecimientos, como si hubiese estado aguardando en silencio desde hacía tres siglos a que el experto en patrimonio y tradiciones leoneses se fijara en él. «Hasta la fecha, sólo el Conde de Gaviria había estudiado antes ese relieve cuya alegoría no es fácil de interpretar». Francisco de Cadenas Allende concluyó en La heráldica de Omaña que debía tratarse de una suerte de escudo o adorno. Pero López cree que detrás de esa imagen hay mucho más. «Después de estudiarlo a fondo, estoy convencido de que representa un grial concebido desde una óptica masónica», señala. Consciente del revuelo e interés que suscita el ‘cuenco’ que utilizó Jesucristo en la Última Cena —más aún desde que Margarita Torres afirmase que la reliquia descansaba en la capital leonesa bajo el Cáliz de Doña Urraca— el escritor no sólo advierte el símbolo en este templo omañés construido en 1723, sino que ha trazado una «increíble» línea que lo conecta con la capital. Y más concretamente con la basílica de San Isidoro.
«Me di cuenta de que la orientación de la ermita no era normal para un templo de estas características». Construida en dirección sureste, López entendió pronto que quien la puso en pie —un masón que perteneció a Las tres flores de lis, la primera logia masónica que hubo en España— sabía muy bien por qué lo hacía. «Tiene que ver con la salida del sol. He comprobado que durante el solsticio de invierno el sol incide directamente sobre el relieve. Pero eso no tiene importancia. Lo que de verdad me impactó fue cuando al trazar sobre un plano el eje que sigue el astro rey descubrí que la línea conectaba la ermita de Robledo de Omaña con San Isidoro», confiesa.
¿Mera coincidencia o algo más? David Gustavo no lo tiene claro, pero lo cierto es que su clave del Grial apoya en parte la teoría de la hoy concejala de Cultura del Ayuntamiento de la capital. «Tanto la copa de Valencia como la de León parten de tradiciones. La tesis de Torres no me parece inverosímil. Si es verdad lo que narra en su libro, sólo faltaría completar la autenticidad de los documentos encontrados en la Biblioteca del Cairo. Era un cáliz que estaba en Jerusalén en el siglo V y ellos creían que era el de Cristo. El de Valencia, sin embargo, no ha tenido una documentación. Se dice que era una copa que San Pedro había traído de Tierra Santa, pero resulta difícil de creer». Sea como fuere, todo apunta a que el nuevo libro del escritor leonés puede tener la clave para descifrar este secreto oculto en mitad de Omaña.
Fuente: http://www.diariodeleon.es/