LA POLÉMICA HA TERMINADO DE ESTALLAR CUANDO UNO DE LOS DOS CRONISTAS OFICIALES DE LA VILLA, ÁNGEL RÍOS, HA CONFIRMADO QUE LA CALLE ARANDA NO ESTÁ VINCULADA A LA DICTADURA DE FRANCO
Un voto merengue ha soliviantado los ánimos de los 21 residentes de la calle Aranda de Blanca. Esta calle estaba incluida dentro de un listado de siete afectadas por la Ley de Memoria Histórica, y a las que el Ayuntamiento quería cambiar su denominación organizando la primera votación popular en la historia del municipio. Sin embargo, solo cinco residentes ejercieron su derecho al sufragio y únicamente uno respetó el objetivo de la votación: proponer un nombre distinto al actual.
Una papeleta reflejaba una ‘x’, tres votaron a favor de mantener el nombre de Aranda y un aficionado al Real Madrid, pletórico por la última victoria de su equipo en la Champions League, propuso en su voto rebautizar esta vía como La Undécima. Como fue el único sufragio válido y los otros fueron anulados, por primera vez en la historia de una votación ganaba la minoría.
Los vecinos tampoco se movilizaron demasiado para votar el cambio de nombre de las seis calles restantes, ya que solo 120 vecinos de 420 lo hicieron. Nada más conocerse el resultado de la calle Aranda, la noticia corrió como la pólvora en la prensa deportiva nacional. Este diario recorrió la empinada, sinuosa y estrecha calle, situada en pleno casco antiguo, justo a las faldas del castillo de Blanca.
La tranquilidad reina entre el vecindario, la mayoría pensionistas y jubilados, hasta que se les pregunta qué opinan de que la calle se llame La Undécima. «¡Es una barbaridad lo que pretenden hacer!», clama molesta Ángeles Cano Ortega.
Proseguimos unos metros más arriba y otra vecina, Rosario Molina critica que «¡ni la sé pronunciar!». Rosario es una de las residentes que ejerció su derecho al voto y reconoce que «voté por mantener el mismo nombre, calle Aranda, porque esto me parece mal y un jaleo. Además, a mí no me gusta el fútbol».
Votar, solo votaron cinco, pero a la hora de opinar todo el mundo da su punto de vista. Es el caso de Rafael Inocente Cano, que no emitió sufragio, pero tras 45 años residiendo en esta calle, en la que ha visto crecer a sus hijos, considera que tiene todo el derecho del mundo a criticar el resultado de la votación: «Me parece mal que sustituyan el nombre de la calle, pues llevaría consigo cambiar todo el papeleo con el consiguiente desembolso económico».
‘La Verdad’ no localizó a nadie a favor del cambio de nombre por el título ganado por los ‘galácticos’ de Florentino Pérez, ni siquiera al vecino que votó a favor y del que no se sabe nada desde la votación. Los motivos para la negativa son de lo más variopinto; a algunos no les gusta el deporte rey y a los que son aficionados, precisan que su equipo no es el Real Madrid. Además, «el cambio nos supondría un gasto para renovar los carnés de identidad, luz, agua…». Luego están los trascendentales, como Luis Sánchez, que directamente concluye con contundencia que «hay cosas mucho más importantes que todo esto».
La polémica ha terminado de estallar cuando uno de los dos cronistas oficiales de la villa, Ángel Ríos, ha confirmado que la calle Aranda no está vinculada a la dictadura de Franco y que por tanto no tenía que estar incluida en el listado de siete calles afectadas por la Ley de Memoria Histórica. «Tiene 157 años de historia y no es franquista, el Ayuntamiento acordó nombrar distintas calles en la sesión del 6 de marzo de 1859, siendo alcalde Cayetano Valiente».
«A todas luces ilógico»
El cronista justifica que es una obviedad que «en esa fecha de titulación de la calle, Franco no existía, y el cambio por La Undécima es a todas luces ilógico». El alcalde de Blanca, Pedro Luis Molina, no ha tenido más remedio que reconocer el fallo y confirmar que esta zona del municipio seguirá llamándose calle Aranda. El regidor explica que entre las calles del listado «estaba la de Aranda porque según la información que teníamos, hacía referencia al mismo General Aranda antes y después de la Guerra Civil, y tras investigaciones descubrimos que esta calle ya existía en 1860 y que se trataba de una persona distinta».
En concreto, «un conde, militar de profesión, que nada tiene que ver con la ley de Memoria Histórica». Así pues, el conde seguirá luciendo su placa en el municipio.
Fuente: http://www.laverdad.es/ – Jesús Yelo