«ES UNA DE LAS ZONAS MÁS DESCONOCIDAS DE NUESTRA CIUDAD MONUMENTAL», SUBRAYA SANTOS BENÍTEZ, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD
Casas encaladas, flores en las fachadas y ropa recién lavada tendida en las ventanas. Podría ser un pueblo, pero es Cáceres. Bienvenidos al barrio de San Antonio o barrio judío. Una nueva publicación repasa la historia de este espacio, situado a la sombra de los palacios y casas solariegas que dibujan la parte antigua.
«Es una de las zonas más desconocidas de nuestra Ciudad Monumental», subraya Santos Benítez, cronista oficial de la ciudad y autor de la publicación. En este trabajo fusiona su condición de cronista oficial de la ciudad con la de mayordomo de la ermita de San Antonio, que preside la judería vieja cacereña. Hay otra judería, la nueva, enclavada en el entorno del Palacio de la Isla. Hasta aquí se trasladaron los judíos en el año 1478, cuando fueron obligados a marcharse fuera del recinto amurallado.
Su deseo por dar mayor difusión a la judería vieja y al templo de San Antonio ha llevado a Benítez a sacar a la calle este proyecto editorial. La ermita ha costeado con fondos propios los 500 ejemplares de la primera edición. Ya están a la venta, a cinco euros la unidad. El dinero recaudado se destinará a asociaciones benéficas como Acisjf, los Hermanos de la Cruz Blanca y las Hermanas de la Caridad.
Según los datos que salpican las 32 páginas de este folleto, en 1479 Cáceres contaba con un total de 130 familias judías. «Se dedicaban al comercio, la artesanía y al préstamo», resume el autor. «En las visitas que realizó Isabel la Católica a Cáceres se quejaron ante la reina porque ellos aportaban mayor cantidad de dinero a las arcas municipales que los cristianos en los repartos de impuestos que se hicieron», detalla a modo de anécdota. En 1492, tras el decreto de expulsión dictado por los Reyes Católicos, algunos optaron por convertirse a la fe católica, «pero la mayoría abandonaron la ciudad marchándose a las cercanas tierras de Portugal, donde se conservan algunas aljamas de gran belleza y esplendor», apostilla el autor.
Se fueron. Pero su huella sigue. Y a eso se aferra el barrio de San Antonio para que los turistas se acerquen a visitarlo. La guía destaca tres enclaves que ningún visitante debería perderse. Por un lado está la ermita de San Antonio, levantada a finales del siglo XV sobre el terreno de la antigua sinagoga. También se recomienda entrar al Baluarte de los Pozos, que acoge el centro de interpretación de la cultura judía. La entrada cuesta 2,5 euros. Existe la posibilidad de sacar una entrada combinada por tres euros, que también da acceso a la Torre de Bujaco. Y, por último, la publicación habla del Olivar de la Judería, un coqueto jardín inaugurado en en el año 2002.
«Estoy seguro de que la mitad de los cacereños no ha pisado la ermita de San Antonio», se lamenta Santos Benítez. No lo duda. El barrio judío, insiste, necesita más promoción. Cree que hacen falta iniciativas como el fomento de la gastronomía hebrea o estrechar lazos con la embajada de Israel. La cacereña está incluida dentro de la Red de Juderías Camino de Sefarad. Cada mes de septiembre, con motivo del día de la cultura judía, el Ayuntamiento organiza en colaboración con la Asociación de Guías de Turismo visitas guiadas gratuitas a las dos juderías de la ciudad.
Durante el resto del año, en los recorridos que los turistas contratan por el recinto intramuros, el barrio de San Antonio queda prácticamente fuera del circuito, salvo en los meses de verano. La oficina de guías suele ofertar en estas fechas una ruta alternativa por la judería vieja, además de por la Ribera del Marco y la Plazuela de Santiago.
Hace cuatro años, en 2012, el Ayuntamiento solicitó a la Junta de Extremadura la declaración de Bien de Interés Cultural para el barrio de San Antonio. Se trata del principal sello de protección que el gobierno regional concede a los monumentos y conjuntos históricos de la región. El expediente se inició pero, de momento, la declaración no ha llegado. Santos Benítez tiende su mano al Ayuntamiento para que vuelva a insistir en este reconocimiento. Desde la Junta, no obstante, se considera que la judería ya cuenta con la protección del plan especial al estar incluida dentro del conjunto histórico. Mientras tanto, San Antonio quiere más promoción para recibir más turistas.
Fuente: http://www.hoy.es/ – María José Torrejón