POR JOSÉ RAIMUNDO NÚÑEZ-VARELA LENDOIRO, CRONISTA OFICIAL DE BETANZOS, MINO Y PADERNE (LA CORUÑA)
Tras el fallecimiento del Rey Carlos II “el Hechizado”, el 1º de noviembre de 1700, le sucedió Felipe V, primer monarca de la dinastía Borbón reinante en España, un cambio sustancial en todos los sentidos, por no decir traumático, en la manera de regir el destino de uno de los imperios más poderosos de la Tierra. En un principio no se alteraron de manera sustancial las formas protocolarias mantenidas férreamente por la desaparecida dinastía de los Austrias, imitadas por otros reinos europeos, aunque paulatinamente se fueron implantando los gustos y faustos de los cortesanos franceses, muy dados al lujo y a la ostentación.
La austeridad que había caracterizado a la Corte española en los actos públicos, se mostraba especialmente selecta en las manifestaciones religiosas de alabanza a los santos, hasta el punto de extremarse la devoción en las prácticas religiosas a ellos dedicadas, en particular al culto mariano como de mayor arraigo en el siglo XVII. No sería hasta el Concilio de Trento, 1545 a 1563, cuando las procesiones se convierten en un poderoso instrumento de evangelización, al participar en ellas los gremios y sus cofradías con sus representaciones, danzas y otras manifestaciones paralitúrgicas bajomedievales, que preconizan el contenido y la razón de las ceremonias de largos desfiles, protocolarios cortejos de encumbrados personajes municipales, dignatarios eclesiásticos, solemnes cofrades y feligreses varios, que conformaron la élite de la exaltación del Cuerpo de Cristo desde el siglo XIII, presente en el Santísimo Sacramento, y que se pasea con todos los honores y plenitud de los tiempos para persuasión de los incrédulos (véase la entrada Real Cédula de Felipe II en apoyo del Corpus Christi de Betanzos).
Para conmemorar el Corpus Christi y participar en la magna celebración Eucarística se movilizaban todos los estamentos de la sociedad, cada grupo social con la responsabilidad propia de su condición y estado, con el fin de acompañar dignamente a la Hostia consagrada situada en el ostensorio de la monumental custodia de Guillermo de Gante (véase la entrada La custodia procesional de Guillermo de Gante y de Bernal Madera, labrada en el siglo XVI), considerada por entonces como “…la mejor e más bien obrada cruz que avia en el Reino…”, que se conserva en la parroquia de Santiago, iglesia matriz de la ciudad, de donde se saca en procesión todos los años, y a la que acudían las cruces parroquiales de todas las feligresías de su Jurisdicción Real y Mariñas de Betanzos para encabezar la procesión. En cuánto a la disposición del desfile y otras manifestaciones adherentes al ceremonial, remitimos a nuestros trabajos Crónicas de Cabildos del Gremio de San Miguel y Nuevas ordenanzas del Gremio de Zapateros en el siglo XVIII, publicados en los programas de fiestas patronales de los años 2002 y 2007 respectivamente, al igual que a nuestra Historia Documentada de Betanzos siglos XV-XVI (Fundación Caixa Galicia 1984, tomo I, página 453).
Estos preparativos no eran ajenos al Concejo, en el que igualmente se adoptaban las providencias oportunas para asistir en forma de Ciudad al Santo Sacrificio de la Misa en tan celebrado día, y a continuación participar dignamente en la procesión y acompañar al Santísimo Sacramento por las calles de Betanzos con hachas y candelas encendidas. En la sesión municipal del 10 de junio de 1705, habiéndose juntado en su ayuntamiento según costumbre los Señores Justicia y Regimiento, especialmente don Diego Antonio Pardo de Andrade, Teniente de Corregidor por su Majestad en dicha Ciudad y su Tierra, don Antonio Ordoñez das Seixas y Mendoza, don Juan Tenrreiro Montenegro, don Juan Varela de Cordido, don Alonso de Aguiar y Ulloa, don Blas Martínez de Villozás, don Felipe das Seixas Neyra y Balboa, don Miguel Maseda Pardo de Andrade, regidores, don Francisco Fernández de Puzo y Aguiar, Procurador General con voz y boto de regidor, don Pedro de Parga y Gayoso también capitular que llegó estando en elaboración esta acta, al igual que don Manuel Antonio Varela Bermúdez, y don Juan Sánchez Roel, escribano del mismo, se aprobaba el siguiente acuerdo:
“…En este ayuntamto el Sr. Thenie (Teniente) de correxor (Correxidor) Dixo que por quanto se avia abissado a todos los ssres Capitulares q sse allan en este ayuntamientº y los mas q asisten en la ciud para que biniessen a este ayuntamto bestidos de negro con la deecencia q se rrequiere, Para asistir en la procession de oy dia segun se acostumbra y por qto (cuanto) a esta ora no se allan en este ayuntamiento mas que los sres Dn Blas Martinez y Dn Pedro de Parga con dho bestido, mando que el pressente scrivano notefique a todos los ssres pressentes que Pena de çinqta ducados aplicados para la Camara de Su Magd se bistan con toda brevedad de negro segun se estila para asistir a dha procession, en la qual multa por sser la asistencia de dha proçesion en credito de la ciud y Serbicio de ambas magestades, desde luego el q faltare a dha proçesion con el abito decente para yr en forma de Ciudad le ha por condenado en dha multa, cuyo auto les aga saver el pressente ssno, y asimismo que Pena de duçientos ducados aplicados para la camara de Su magd ninguno de dhos ssres presentes y mas q estan en esta ciud y estubieren mañana falte dho dia mana (mañana) Jueves dia del Corpus a proçesion tan solene ya que ninguno como Cavº (Caballero) y Cristiano puede faltar, y para que se aga saver a los ssres q no se allan en este ayuntamtº el pressente ssnº. E yo ssno notefique lo rreferido a todos los ssres presstes (presentes) y exspressados en la caveca deste ayuntamiento, excepto al sr. Dn Francº de puco q se salio deste ayuntamtº antes de probeersse este auto por allarsse yndispuesto y dello ago ffe…” (Archivo Municipal de Betanzos. Actas Capitulares. Caja 4, sin catalogar).
En el texto antecedente se muestra el interés del ayuntamiento por mantener el protocolo para salir en forma de Ciudad, en tiempos en que la Corporación estaba integrada por personajes de lo más selecto de la sociedad y por consiguiente los mejor preparados y adecuados para administrar la República, según se ha visto. Al igual que debería exigirse a todos aquellos mandatarios que asisten oficialmente a los actos públicos en representación del pueblo, y acuden sin el menor decoro, en camisa desabrochada y pantalones vaqueros o algo semejante, según se viene practicando a lo largo y ancho del País, por quienes no sienten el menor respeto y recato a las instituciones ni a la sociedad que representan.
Hoy domingo volverán a repicar las campanas en señal de fiesta y regocijo para anunciar la salida en público del Santísimo Sacramento desde la iglesia de Santiago, a las 19:30 horas, con la pompa y aparato acostumbrados en esta ciudad desde la Edad Media, para seguir por la Plaza Mayor o de la Constitución, bajar por la Calle de la Plaza hasta la Puerta de la Villa y continuar por la Rúa Traviesa hasta el atrio de la iglesia de Santa María, bajo cuyo pórtico es situado sobre una tarima para su alabanza y adoración; acto seguido se encamina por la Calle del Canto y sube la Calle de Roldán, discurre por delante del Palacio Municipal y regresa al templo de partida por la puerta principal.