POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Se acerca ya la fantástica, mágica y milagrera noche de San Juan (24 de junio); noche la más corta del año; noche de hogueras, de fuegos de artificio, de danzas, de búsqueda de la flor del agua con su carga de sortilegios y supersticiones; noche de hadas y de enamorados, de enramado de fuentes y de ofertas de amor y dulces.
Aquí en Asturias, por ejemplo, por la zona de Aller, los mozos engalanaban con ramos de flores los balcones y ventanas de las mozas preferidas, recitando esta petición:
«Mocina resaladina,
te ruego de corazón,
que me cambies estas flores
por un platu de panchón»
El panchón es una dulcería que requiere dos procesos: primero, se amasa un pan con harina de escanda y cuece en el rescoldo del llar; segundo, ya fría la hogaza, se desmenuza y, migada, fríen las migas en sartén con mantequilla y azúcar.
Don Gonzalo de Berceo, en «Los Milagros de Nuestra Señora», nos cuenta que «Sanct Joan el Baptista, aluego en su niñez abrenunció del vino, e carne, e sizra e pez…» dando a entender con ello que Juan, el hijo de Isabel (prima de María) y primo mayor de Jesús, debió llevar desde su infancia una vida de sacrificios y privaciones, eliminando de su dieta carnes, pescados, vino y sidra.
Los pintores renacentistas no parecen estar muy de acuerdo con lo escrito por Berceo, pues en su mayoría se recrean en la escena en la que José y María cuidan cariñosamente de los dos «priminos» (Jesús y Juan) a los que se ve «sanos, juguetones y rollizos».
Desconocemos las comidas «de a diario» de los niños Jesús y Juan, que suponemos las clásicas judías de la época, pero sí es probable que en tales «visitas familiares» María e Isabel se esmeraran en algún dulce que les fuera gustoso.
En la zona mediterránea española, y muy especialmente la catalana, las COCAS o COQUES son un manjar muy enraizado en su tradición culinaria. Cada comarca tiene su «coca» local y de ella presume; pero hay una que tiene preponderancia especial y coincidencia unánime: Es la COCA DE SAN JUAN, propia de la noche santa del Bautista.
Pueden hacerla así:
1.- En un cuenco con medio vaso de leche templada se deslíen unos 10 gramos de levadura de panadería; se añade un poco de harina y se amasa muy bien formando una bola blanda. Se tapa con un paño blanco y se coloca en lugar templado hasta que la masa aumente su volumen al doble.
2.- En otro cuenco se disponen unos 200 g de harina, 2 huevos, 100 gramos de azúcar y unos 25-30 gramos de mantequilla, aromatizando con «anisinos en grano» y ralladura de limón. Se amasa muy bien con las manos y cuando se consiga una textura de masa fina, se agrega la «masa madre» de levadura y se sigue trabajando con las manos hasta formar una pasta homogénea.
3.- Con esta pasta se moldean dos cocas de forma ovalada y un grosor de 1,5 cm. Se colocan sobre una bandeja de horno, engrasada, y se adornan con piñones, almendras, frutas confitadas… al gusto.
4.- Reposan durante unas 2 horas en lugar templado y, espolvoreadas de azúcar hornean a intensidad media hasta que adquieran color dorado.