VICENTE OYA, CRONISTA DE JAÉN, RECUERDA CON NITIDEZ EL AMBIENTE DE AQUELLAS NOCHES DE VERANO

Que los cines de verano hayan descendido en número es una realidad. Que tuvieran más peso antaño por la poca diversidad de canales de televisión, también. Y que por aquel entonces los niños no cazaban Pokémon antes de comenzar las proyecciones es más que evidente. Pero aún así, sobreviven. Y tanto los que vivieron los de antes como los que disfrutan los de ahora coinciden en algo: los cines de verano tienen algo especial.

La decadencia de esta actividad es evidente en Jaén. El cinéfilo Rafael Rus recuerda hasta ocho cines de verano en Jaén durante su infancia y adolescencia: el Auditorium, el Cine San Lorenzo, el del Estadio de La Victoria, Cinema Jalisco, Cine Jaén, Cine Museum, Cine Plaza de Toros y Cinema Jardín. De todos ellos, sólo permanece el antiguo Auditorium, que es el que hoy está instalado en el Auditorio de La Alameda. «No creo que los cines se los cargara la llegada del vídeo, ya que el VHS llegó en los 80 y la mayoría ya habían desaparecido. En mi opinión, la culpa ha sido de la especulación urbanística», recalca Rafael Rus, que a sus 47 años ha conocido los de antes y ahora.

Los asiduos al cine de verano aportan diversos motivos de por qué se decantaban por escoger esta actividad. Rafael Rus cree que el hecho de que la televisión ofreciese un único canal influye bastante, así como la cercanía de varios de ellos a su vivienda, que propiciaba que acudiese bastante a menudo. «Ahora las sillas son más cómodas, pero por lo demás tienen el mismo encanto y siguen siendo una solución al calor», asegura.

Por su parte, a sus 77 años Vicente Oya, cronista de Jaén, recuerda con nitidez el ambiente de aquellas noches de verano. «Había un ambiente muy familiar, con los vendedores de pipas y chucherías y las tertulias de gente que hablaban sobre lo bueno y malo de cada día. Era un sitio de encuentro provinciano muy agradable en el que he pasado muy buenos ratos», señala el jienense.

Un ambiente diverso

El ambiente hoy día es algo más diverso que antaño. Mientras antes servían de punto de encuentro entre familias, ahora es casi más común encontrar jóvenes parejas que se besan entre escena y escena, grupos de amigas que cuchichean antes del comienzo de la película o compañeros de trabajo que creen que el cine de verano es la forma perfecta de acabar el día.

«El otro día vimos ‘El Libro de la Selva’ y estuvo entretenida. Venimos en pareja porque creemos que es una manera diferente de disfrutar del miércoles», apunta Antonia de la Chica, que acudió junto a su marido para ver la película de Paco León, ‘Kiki: El amor se hace’, emitida a principio de semana.

«El aburrimiento y el calor nos hace venir, somos muy cinéfilos y aprovechamos el cine de verano ya que sólo podemos disfrutarlo ahora. Además, por ser hoy el día del espectador es más barato», recalca José Rodríguez, que suele acudir con amigas. Y es que aunque la diferencia de precio con el resto de días sea mínima -5 euros la entrada normal y 4 la del día del espectador- ese leve descuento motiva a muchos a decidirse por este plan.

«Este año es la primera vez que venimos porque nos llama la atención la película y porque al ser miércoles es más barato. Lo que más nos gusta es que las proyecciones son actuales y podemos traernos nuestros bocadillos y cenar aquí», señala Sergio Colmenero, que acude junto a su novia. Los bocadillos son, ciertamente, una constante de los cines de antes y ahora. Cinéfilos de distintas épocas coinciden en que aunque pasen los años, los asistentes adoran llevarse su comida y convertir esta actividad en un improvisado rincón de cena. «Nos gusta traérnosla y comer mientras vemos la película», añade Antonia de la Chica.

En la misma línea se pronuncian María Jiménez, que acude por primera vez en su vida al cine de verano y María Zabala, que apenas recuerda la última porque era «muy pequeña». «Queríamos ver algo nuevo, Jaén está un poco parada en verano y esto era diferente», indican.

Más estrenos

La gran diferencia, las películas. ‘Antes de ti’, que se emitirá la próxima semana en el cine de La Alameda, se encuentra ahora en la cartelera de casi todos los cines, por lo que les aporta un punto de actualidad con la proyección de estrenos. Antes, según señala Rafael Rus, las películas en cines de verano se repetían y repetían hasta durante cinco años, cuando ahora generalmente no llegan a un mes.

Y mientras ahora se puede visionar ‘Zipi y Zape’ o ‘Un espía y medio’, Vicente Oya recuerda con especial cariño el estreno de ‘Cantando bajo la lluvia’ y Rafael Rus, el de ‘La guerra de las galaxias’. Diferentes épocas, misma conclusión: los cines de verano tienen algo especial.

Fuente: http://www.ideal.es/ – Laura Velasco