POR MANUEL DÍAZ MENÉNDEZ

Leo en la NUEVA ESPAÑA del pasado domingo, día 17 de julio, que al acto de proclamación como nuevo cronista oficial de Salas (Asturias), mi buen amigo José de Arango, no asistieron los concejales salenses del PSOE, quienes tampoco apoyaron en su día la designación de Arango como cronista, recibiendo éste sólo los votos de los populares y de Foro Asturias; sin embargo, según se dice en la misma información, sí estuvieron arropándole varios concejales socialistas pravianos. Ignoro los motivos por los cuales el PSOE salense no apoyó esta designación de Arango, pero lo que sí tengo claro es por qué los ediles pravianos sí estuvieron.

Sin ánimo de sentar polémica con nadie sobre este tema, sí me gustaría opinar sobre el mismo, creo que tengo derecho hacerlo, y es que, una vez más, vemos claramente que a los cronistas oficiales se les nombra no por su valía literaria, ni por su trayectoria en pro de su concejo, sino que más bien da la impresión de que a estos representantes de la cultura, la historia y la idiosincrasia del municipio al que representan se les elige por otros patrones que nada tienen que ver con los anteriormente mencionados.

Los cronistas oficiales son nombrados, a propuesta de uno o varios grupos políticos, por las corporaciones municipales (desconozco si existe otro mecanismo diferente para hacerlo), por lo tanto, ya estamos hablando del factor político-ideológico. Es cierto que en algunos casos el nombramiento se produce por unanimidad del Pleno, pero suelen ser los menos, pues la mayoría de los ciudadanos elegidos, como es lógico, suelen tener una imagen pública muy conocida, en la que también se incluye la de su perfil ideológico. Este último, en casi todas las ocasiones, suele ser determinante para su éxito, por lo que el color de quien gobierne el Ayuntamiento en esos momentos es muy importante que sea afín al del futuro cronista para que la elección de éste prospere.

Volviendo al nombramiento del amigo Arango, al que aprovecho para felicitar, queda muy en evidencia cómo los concejales socialistas pravianos han querido con su presencia agradecerle el trato vehemente que el periodista de La Arquera ha tenido siempre hacia el ex alcalde Antonio de Luis Solar, quien se vio obligado a dimitir por los numerosos escándalos de corrupción en los que se vio inmerso, escándalos que siempre pasaron desapercibidos para José de Arango.

Este mismo caso, el del color político afín, lo podríamos aplicar también a la elección del cronista oficial de Pravia, Pepe Monteserín, quien, habiendo sido elegido con el apoyo del PSOE y PP y los votos en contra en aquellos momentos de Foro Asturias y Unidad Praviana, también se dejó entrever que la elección por unanimidad no había sido posible por existir otros intereses políticos de por medio: «El reglamento, con cierto aire concursal, establecía una serie de puntos a otorgar al candidato con más méritos y se aseguraba que no habría candidato de no haber consenso suficiente, pero, en una más que pactada comisión de Cultura, se desoyeron los méritos del candidato presentado por Unidad Praviana y se orquestó un indecente plan cuya única finalidad era dar como vencedor al candidato socialista», declaraba a LA NUEVA ESPAÑA (11-04-2013) la concejala de Foro en aquellos momentos, Pilar Cuervo.

Desde mi punto de vista, urge, pues, buscar una nueva fórmula, más democrática, quizá más participativa con los ciudadanos, menos politizada, que haga posible que los cronistas oficiales sean el fiel reflejo del pueblo al que representan, y no al color de las siglas políticas que los han elegido. Tengamos en cuenta, además, que un cronistas oficial no se elige cada cuatro años, como los políticos. ¿Qué pasaría si el cambio de color político que en su día eligió a estas personas ya no fuera el mismo? ¿Los podrían cesar y nombrar uno nuevo, afín a las nuevas siglas?

Fuente: http://mas.lne.es/