POR APULEYO SOTO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)
¡Ay qué pena me da, amigo
Vicente Oya, mío, mío,
que te has ido
a la hoya
para no retroceder
al hoy que sustentabas y dorabas con tu ayer!
Siempre conmigo,
te espero volver a ver.
jienense altivo,
humilde y sensitivo
hasta más no poder.
Tenme contigo, grato amigo,
en tu nuevo amanecer.
Eras ya celestial
en este paraíso terrenal
del mal y el bien,
Caín y Abel
en un frente mortal.
Dios te tiene consigo,
cronistero total,
y eso me alegra dentro
del próximo encuentro,
tras mucho penar.
Recibe mi oración
de corazón sacramental
y, por favor,
hazme un hueco de honor
antes de que me allegue hasta tu altar reverencial.
Yo te lloro y te imploro,
señor profesional
de la historia, el folclore.
-ole, ole y ole-,
y la discapacidad.
Que tu alto Jaén
te disponga el laurel
que mereciste, capitán.
Tennos hora a hora
en la hora inmortal
que reviviste y vivirás…
por nosotros,
unos y otros.
Duerme en paz.
que yo velaré tu sueño de perpetua eternidad.