POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Tiempos atrás, que dicen los cursis, una cantante portuguesa
(lisboeta por más señas) ganó, o «casi ganó», el Festival de la Canción Mediterránea (hoy desaparecido) con la canción SEPTIEMBRE.

El nombre de la artista: MADALENA IGLESIAS.

La canción fue un éxito nacional en la década de 1960; es decir, en mis años mozos.

Como la canción siempre me pareció muy poética y la cantante, guapísima, guardo de ambas un sentido recuerdo.

Aquí está septiembre, señoras y señores, «con sus manzanas verdes, con sus uvas maduras, con sus frutos silvestres», que decía el cantar. Regalos de la naturaleza y tentación para las amas de casa, hacendosas y dulceras, que no admiten que sale más barato comprar el producto elaborado que prepararlo personalmente.

¿Y qué preparan? Tres dulcerías muy diferentes, aunque algunas las llaman con un mismo nombre: COMPOTAS, MERMELADAS Y DULCES.

Intentaremos aclarar conceptos porque es sabido que yo soy «muy repugnante» para estas cosas.

La COMPOTA (del latín composita) es una dulcería o postre ligero, normalmente casero, que se prepara cociendo fruta fresca, cortada en menudo, con agua y azúcar (esta en cantidad menor que para la mermelada y el dulce) y otros ingredientes complementarios al gusto (canela en rama, higos pasos, uvas pasas, un chorrito de vino blanco…).

No se conserva y debe consumirse en los días de su preparación.

La MERMELADA es una conserva dulce, ligera, que se prepara cociendo fruta troceada con agua y una cantidad de azúcar algo menor que la de fruta. Pueden utilizarse aromas naturales de canela, vainilla, etc. Su aspecto es el de un puré suave.

El DULCE propiamente dicho es un producto compacto, destinado a la conserva, y elaborado cociendo fruta troceada con agua, bastante azúcar, canela y otros complementos al gusto. En general, cuece la fruta en agua; después se pasa por el pasapurés, y prosigue la cocción con el azúcar (a fuego manso) hasta que adquiera una textura compacta. Suele utilizarse la misma cantidad de azúcar que de «puré de fruta».

Llegó septiembre y con él vendrá el otoño (¡Ojo a la predicción de las Témporas de la Santa Cruz!) y, ya en sus días finales, el VERANIN DE SAN MIGUEL o DE LOS ARCÁNGLES, que por tierras de pasado el puerto le dicen EL VERANILLO DEL MEMBRILLO pues en tales fechas los membrillos están en su mejor sazón para hacer dulce.

¡Vayan preparando los enseres!

Dulce de membrillo