JOAQUÍN ALBERTO NIEVA, SECRETARIO-CANCILLER DEL OBISPADO, TIENE ENCOMENDADAS LAS FUNCIONES DE SUPERVISIÓN DE LA ACTIVIDAD DEL AGOC Y QUE COMPARTE CON EL ARCHIVERO TITULAR Y CRONISTA OFICIAL DE POZOBLANCO, MANUEL MORENO VALERO
A simple vista parece un refugio preparado ante una catástrofe nuclear, un sótano abovedado en el que guarecerse en el caso de que el mundo esté contando sus últimos instantes. Pero no: el recinto subterráneo del Seminario de San Pelagio tiene una finalidad mucho más valiosa, porque en él se encuentran custodiadas 1.752 cajas con documentos que guardan la memoria de la actividad de la Diócesis de Córdoba desde su nacimiento. Se trata de uno de los cinco depósitos en los que la institución eclesiástica archiva cerca de 25.000 carpetas con escritos en los que han quedado registrados sus actos a lo largo de los siglos. El resto de los almacenes se encuentran en el Palacio Episcopal y uno de ellos tiene una ubicación secreta.
Juan Luis Arjona es el director técnico del Archivo General del Obispado de Córdoba (AGOC) y, por tanto, el cicerón por las entrañas documentales de la Diócesis. «El valor de estos manuscritos es incalculable: son ejemplares únicos que si desaparecen no pueden ser reemplazados», explica cuando en uno de los tomos del siglo XVII que muestra aparece el asiento con la muerte del Inca Garcilaso de la Vega. Y añade: «Este patrimonio es de incalculable valor histórico y eclesial ya que contiene la historia secular de nuestra Iglesia particular. De entre los múltiples documentos y libros que se conservan en los archivos parroquiales, la serie sobre los sacramentos es de especial importancia porque contiene una singular información sobre los fieles que nos precedieron en la Diócesis».
Asiente Joaquín Alberto Nieva, el secretario-canciller del Obispado y que tiene encomendadas las funciones de supervisión de la actividad del AGOC y que comparte con el archivero titular y cronista oficial de Pozoblanco, Manuel Moreno Valero, ahora de baja. «Con la conservación y difusión de nuestro archivo prestamos un servicio a la sociedad. Esa es nuestra vocación», suscribe Nieva. Este objetivo se traduce en un esfuerzo constante desde 2013 en la digitalización de los archivos históricos parroquiales. «Recibimos cada año una copia de la actividad de cada parroquia y aquí los procesamos: la labor en la que nos centramos es en aplicar en ellas las técnicas más modernas de catalogación y de tratamiento de datos. En eso estamos», suscribe el secretarilo-canciller, que resalta también la adquisición de tres equipos móviles de digitalización y la firma de programas de colaboración con diferentes entidades, entre ellas la Universidad de Córdoba (UCO).
En la actualidad, el AGOC tiene ya digitalizados los archivos históricos de la totalidad de las parroquias de la ciudad de Córdoba y parte de las de la Campiña y de la Sierra. Al cierre del curso 2014-2015 —el último computado—, se digitalizaron 173 cuadernos, 2.997 libros sacramentales con un resultado final de 614.051 imágenes.
La estructura del Archivo General del Obispado de Córdoba se divide en el de gestión jurídico-administrativa, en el intermedio y en el histórico. El primero de ellos conserva la documentación de las distintas secciones y organismos de la curia desde 1980 y en el que se integran las transferencias de documentación de los distintos organismos, por lo cual está en constante crecimiento. Está compuesto por 2.919 «unidades de instalación», o lo que es lo mismo, cajas.
Estructura
El archivo intermedio acopia la documentación procedente de los órganos de gobierno de la Curia Diocesana desde 1800 a 1980 y conserva 2.444 cajas, mientras que el archivo histórico alcanza el mayor volumen de cuantas integra el AGOC, ya que suma 19.574 unidades de instalación distribuidas en los siguientes depósitos.
«Aunque la Iglesia siempre ha sido muy consciente de la necesidad de mantener su patrimonio documental bien custodiado y al servicio de los ciudadanos, fue en 2004 cuando a esta tarea se le dio un impulso decisivo», afirma Juan Luis Arjona. Fue entonces cuando el Obispado alumbró un plan general de actuación que contemplaba la creación de nuevos depósitos, la elaboración de un cuadro de clasificación y ordenación de los fondos, la realización de inventarios, la catalogación descriptiva, el inventario y digitalización de archivos parroquiales y la puesta en marcha del Servicio de asistencia a los investigadores y aprobación de normativa, además del refuerzo de las actividades de difusión y formación.
La vertiente de servicio público del Archivo es esencial. Insiste en ello el secretario-canciller: «Cualquier que justifique que necesita o que quiere hacer alguna consulta puede acceder a nuestras instalaciones», recalca. Y la demanda no es menor: cada día acuden al AGOC al archivo una media de cinco investigadores, de modo que el cómputo mensual asciende a cien. Tercia el director técnico para indicar que «en verano se disparan las solicitudes y las visitas, porque es cuando los investigadores y los doctorandos de fuera de Córdoba suelen disponer de más medios para acudir a nuestra ciudad. Es siempre una alegría recibirlos y comprobar que somos útiles para tanta gente».
Aunque no mucha, lo cierto es que hay que hacer cola para sentarse delante de los legajos que enseñan con un cuidado devocional los custodios de las entrañas documentales de la Iglesia en Córdoba. La espera desde que la petición llega a la Diócesis por vía oficial hasta que obtiene la aprobación ronda los diez días.
Fuente: http://sevilla.abc.es/