POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE ARÉVALO (ÁVILA)

No amigos lectores, no quiero hoy tratar de la historia del cine en nuestra ciudad, ya lo hice en otra ocasión, aunque seguro no será la última, porque el tema tiene materia suficiente. Tampoco querría hacer una relación de películas en las que alguna escena está rodada en nuestras calles y plazas, que tampoco sería escueto, hasta donde yo conozco, porque nuestro casco histórico ha sido escenario de varias producciones. Podría decir que mi pequeña ciudad, a pesar de algunas cosas, ¡está de cine! Pero tampoco.

El tema que hoy me lleva a hablar de cine, el título que he querido dar a estas líneas, podríamos decir que es un tema monográfico y distinto, porque quiero hablar de sólo una película, y desde luego nada conocida. En realidad, creo que nunca se estrenó en España, quizás por aquella escena de la ducha, de contenido erótico, sobre todo en aquellos años de censura, porque hoy sería casi inocente. Llegó bastantes años después vía vídeo, de venta o de alquiler.

Verán amigos, y dejémonos ya de incógnitas, sencillamente hoy quiero comentar cosas de una película de largo título, o al menos así figuraba en la claqueta, esa tablilla que anota los datos de cada una de las tomas, con el nombre de la película, número de escena, plano y toma, y sincroniza los sonidos, con un golpe seco y sonoro que daba comienzo al rodaje.

En esta ocasión ponía con todas las letras «A las diez treinta de una noche de verano». Se estrenó con el título abreviado: «10,30 PM Summer», o «10h.30 du soir en été» p «Alle 10,30 di una será d´estate». Seguro que ahora mis conciudadanos ya la habrán identificado. Y fue una película que, sin figurantes locales, sin embargo atrajo mucho público espectador durante las escenas que aquí se rodaron.

El tirón fue ocasionado no por el afamado director francés, Jules Sassin, ni por la atractiva y sensual actriz griega Melina Mercouri, por el actor principal, Peter Finch, o por el joven galán español Julián Mateos… la verdadera atracción fue la coprotagonista femenina, la atractiva y popular actriz austriaca de nacionalidad alemana Romy Schneider, espléndida y admirada por todos gracias a sus papeles como Sissi!!! Pues así fue.

En el verano de 1965 Arévalo estuvo revolucionado con este rodaje, una gran expectación por ver sobre todo a Romy. Aquella fue una de sus más de 50 películas. Aunque algunas damas se inclinaban más hacia el atractivo del joven galán español.

Todas las escenas fueron rodadas con lluvia copiosa. Y eso en un verano de los verdaderamente secos de nuestra meseta. ¡Cantidad de cisternas de agua llegaban cada día a los escenarios de rodaje! Decía algún agricultor que las pagaban bien y preferían, que los riegos sabrían esperar… Una película de largo título y un enredo amoroso, una coproducción americana-española, a pesar de las figuras del reparto y su dirección.

Pero, ¿Porqué hoy traigo este tema tan curioso? Créanme amigos, es mucho más curiosa la circunstancia del por qué hoy he desempolvado esta película. Y es que, a través de la oficina de turismo y de Cristina, surgió una visita de una pareja, Ana y Javier, que han recalado en Arévalo en busca de los escenarios de aquella película. ¡Qué valor! Como decimos en Arévalo… pues sí, hay de todo, y cinéfilos fieles también.

No me digan que no era atractivo contactar con esta pareja de cinéfilos y seguidores de Romy. Y así ha sido como hace unos días les he conocido, una pareja encantadora, hemos recorrido la ciudad, los escenarios que ellos reconocían por la película. Lo mismo que en otras poblaciones que también fueron escenarios del rodaje.

Hablamos de muchas cosas más, como que Romy cumplió sus 27 años en el ‘Hotel Las Sirenas’ de Segovia, donde se alojaba durante esos rodajes. Si verdaderamente ella estuvo aquí, yo recuerdo que la vi, bellísima como siempre y perdónenme si digo que Melina me pereció a su lado algo mayor… En fin, otro día hablaremos de los estudios Roma de Madrid donde se rodaron los interiores… porque se me acabó la columna.