ENTRE EL PÚBLICO FIGURABAN DESTACADOS REPRESENTANTES DE LA VIDA PÚBLICA ASTURIANA, COMO LA CRONISTA OFICIAL DE OVIEDO, CARMEN RUIZ-TILVE
Aunque había reservado la emoción y las lágrimas para el último tramo de su intervención, durante las dedicatorias, fue antes, al explicar la idea central de su oficio y de esta vocación literaria que le ha llevado a publicar su primera novela, «El tesoro», presentada ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, cuando el periodista Eduardo Lagar bordeó los sentimientos más íntimos.
Lo hizo al referirse a las historietas que su hijo pequeño Mateo está empezando a dibujar. «Él estaba saliendo victorioso de su primera crisis de identidad, y pensé en cuándo encontré yo lo que quería hacer en la vida». Fue, contó, primero en inocentes poemas épicos infantiles, y después al descubrir que había un sitio donde, al revés de lo que pasaba en el patio de los Dominicos, se podían «y debían» contar los secretos: en el periodismo.
«Ésa es la medicina que me mantiene vivo, perseguir la verdad con mayúsculas, ese euro de verdad concentrada que tratamos de ofrecer cada mañana».
Y para curarse de tanta verdad, Lagar buscó en su cajón una novela, pero al final, admitió ayer, acabó encontrando en la ficción parecidas cantidades de verdad.
El redactor jefe de LA NUEVA ESPAÑA presentaba así en público su primera novela, un libro del que ni el representante de la editorial VTP, Emilio Rodríguez Cueto, ni su presentador, el también redactor jefe de este periódico Javier Cuervo, desvelaron más detalles que una prometedora indicación: «El tesoro es leer «El tesoro», hay un indesmayable esfuerzo por no aburrir a la manera inglesa, porque toda la grandeza se la lleva de rebajas, pero rebajas del setenta por ciento», describió Cuervo tras repasar con trazo de genial caricatura la peripecia vital y laboral de Eduardo Lagar.
Emilio Rodríguez Cueto dio alguna pista más cuando explicó que «más que el hormiguero de individuos que se asoman a sus páginas, el protagonista de este libro es la noticia». Y añadió alabanzas al oficio de periodista, escuela ideal del escritor, dijo, por ser un lugar donde «adquirir la sabiduría y ejercitar la técnica».
El editor mostró, además, su sorpresa y contento por lo poblado del acto, entre cuyo público figuraban destacados representantes de la vida pública asturiana, como el consejero de Presidencia, Guillermo Martínez; el diputado socialista en Madrid Antonio Trevín; Ignacio Prendes, diputado regional de UPyD; el síndico Antonio Arias; el artista Ricardo Mojardín, autor del cuadro que inspira la portada del libro; el presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo, Severino García Vigón, o la Cronista Oficial de la ciudad, Carmen Ruiz-Tilve.
En la despedida, y para rematar las prometidas emociones de las dedicatorias, Lagar sumó otro detalle personal de padres e hijos, y contó la noche que descubrió a su padre escribiendo a escondidas sus recuerdos de la mili. El periodista y escritor, autor ya de «El tesoro», desde hoy en las librerías, le agradeció haberle enseñado con este ejemplo el placer de escribir a escondidas. Porque «escribir», se despidió antes de entregarse a los autógrafos, «es como tener una amante, como tener un amor».
Fuente: http://www.lne.es/oviedo/ – Chus Neira