POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Cada 5 de octubre León, en la localidad cercana de la Virgen del Camino, celebra, entre romería y devociones, la festividad de San Froilán; santo obispo que sembró fe y monasterios por Galicia y León y a quien nuestro rey Alfonso III «no dejó descansar encargándole la diócesis leonesa; diócesis que rigió durante 5 años y donde falleció en el año 905».
Es patrono de Lugo y de León, si bien esta ciudad también goza del patronazgo de San Marcelo.
Las fiestas leonesas de San Froilán son ricas en tradiciones. Las gentes romeras se acercan al santuario de la Virgen del Camino en desfile procesional de pendones y carros engalanados, oyen misa, besan el manto de la Virgen, tocan la nariz al Santo… y después a la mesa en abundosa comida campestre.
Lo cuenta el sacerdote-poeta José Díaz Monar (Musa aldeana. León 1954):
«En sartenes y cazuelas / se descubren varios guisos
que con lenta parsimonia / devoran grandes y chicos.
Allí las ricas tortillas / de jamón y de chorizo,
de patatas o escabeche / al gusto de quien lo quiso.
Y los pollos tomateros / y las empanadas que hizo
la habilidad culinaria / del panadero vecino.
Alli truchas y chuletas / fiambres y postres finos,
todo remojado con / el picante «rescantillo»,
pues en Castilla y León/ nunca hay fiesta si no hay vino…»
Fiesta, jolgorio, alegría, juventud, música, bailes, amores y amoríos en la oscuridad de la noche con consecuencias previsibles como también advierte don José:
«… Así se supo el noviazgo / de dos tórtolos ladinos
que el día de San Froilán / y en la Virgen del Camino,
bailaron y conversaron / y cantaros de lo lindo,
y que fue la romería/ del santo Patrón bendito
la que ocasionó el noviazgo / y el casorio de los hijos…»
Desde hace unos 35 años son dulcería típica de estas fiestas leonesas, las llamadas «rosquillas pías» o «rosquillas de San Froilán». Su historia es muy reciente y se debe a la genial invención de don Santiago Pérez García, hijo de don Jesús Pérez Martínez, propietario entonces de «La Coyantina», afamada confitería leonesa.
Santiago Pérez, que alcanzó gran prestigio en su labor profesional, fue autor de dos magníficos libros (que poseo) titulados FORMULARIO COMPLETO DE PASTELERIA y FORMULARIO DE BOLSILLO DE PASTELERÍA.
En este, página 85, se explicita la auténtica receta de las ROSQUILLAS DE SAN FROILÁN.
Se la resumo: Hiervan medio litro de leche con un poco de sal, 150 g de mantequilla y una copita de ron. Al romper el hervor añadan de un golpe sobre 300 g de harina y, agitando con espátula de madera, revuelvan hasta conseguir una mezcla homogénea que despegue muy bien de las paredes del cazo.
Seguidamente, de uno en uno y removiendo con la espátula, incorporen 7 huevos a la mezcla.
Preparen unos papeles de horno, con forma circular y diámetro un poco más pequeño del de la sartén que se va a utilizar, y engrásenlos con mantequilla. Sobre ellos distribuyan las rosquillas que harán metiendo la masa anterior (ya fría) en una manga pastelera provista de boquilla rizada, y presionando convenientemente.
Tras un reposo, lleven los papeles a una sartén con aceite caliente y, presionando hacia abajo para que se desprenda el papel, frían las rosquillas hasta dorar.
Ya fritas, se espolvorean con azúcar glas, o se bañan con un baño blanco.
NOTA
La foto es autoría de mi antigua alumna sahagunera, «y sin embargo amiga», María José Castañeda Carrión, elaboradora de las rosquillas que fotografió.
Dice que les costó mucho trabajo encontrar la fórmula… ¡Qué cosas! No se le ocurrió consultar a su «sabio profesor», que vive cuatro pisos debajo del suyo…