POR JOSÉ DIONISIO COLINAS LOBATO, CRONISTA OFICIAL DE LA BAÑEZA (LEÓN)
Después de haber releído hoy el libro de Antonio López Romero, regalo de mi buen amigo José Manuel Pérez Villar, titulado “Rafael Sierra Valenzuela y Adelina Gómez Villaboa. Desde Adra hasta Alija del Infantado pasando por Filipinas”; Recuerdo, aquella primera vista que hice en bicicleta hace mas de cincuenta años, al viejo caserío de Ozanigo, desplegándose ahora en mi memoria, los ventanales amplios de la galería entre ruinas, zarzas y desolación que contemplaban mis ojos por saber quien allí había habitado.
Hoy sin embargo con este amplio y profundo estudio de investigación realizado por Antonio López y publicado por los Ayuntamientos de Alija del Infantado y el de Adra (Almería), dos lugares donde doña Adelina vivió y compartió con su segundo marido don Rafael Sierra Valenzuela, quisiera recordar brevemente a los habitantes de las poblaciones de Alija y La Bañeza quienes fueron estos personajes.
Doña Adelina Gómez-Villaboa y Gómez Yebra (1850-1922), nace en la población de Pola de Lena (Asturias), donde vivían sus padres don Antonio Gómez-Villaboa y doña Antonia González Yebra, lugar en el que se encontraba desempeñando la plaza de juez.
Doña Adelina estando en Madrid, se casa con el abogado, diputado provincial y alcalde de Astorga don Luciano Manrique de Lara; fue este un matrimonio muy recto y estricto, pues el carácter autoritario y recio del edil, hizo que la joven y hermosa Adelina no se expresase como ella lo era. El matrimonio solamente duró cuatro años pues falleció don Luciano el 30 de abril de 1909, sin haber dejado descendencia.
Dentro de su viudez, seguía resaltando esa belleza y juventud que Adelina poseía; frecuentaba y participaba en eventos sociales y fiestas madrileñas, haciendo que en uno de ellos, conociera a don Rafael Sierra Valenzuela con quien llegará a casarse en segundas nupcias; una persona nacida en Adra (Almería), dentro de aquella gran finca que poseía su padre el terrateniente don Ramón Sierra Caro, llamada “El Cercado”.
Don Rafael Sierra Valenzuela en aquellos momentos, ya participaba en Madrid en algunos círculos y galas con selectas amistades de la política y la cultura, participando a la vez en aquellos negocios familiares. Su persona siguió avanzando dentro del estatus administrativo de poder, donde llegó a colocarse por medio del abogado liberal, su hermano Enrique.
En 1881, Rafael Sierra, por sus buenos servicios recibe la “Cruz de la Orden Civil de Beneficencia” y en corto tiempo será nombrado “Caballero de la Real Orden de Isabel La Católica”. La carrera política sigue en ascenso; con solo treinta y cuatro años es nombrado subgobernador de las poblaciones de Marchena (Sevilla) y Motril (Granada). En 1886, será nombrado secretario del Gobernador de la Coruña, pasando a los dos años a serlo de la ciudad de Málaga. En 1888, estando como interventor de Hacienda en Navarra, será nombrado Gobernador de la ciudad de Manila (Filipinas).
Regresará don Rafael de Manila en 1900, para ocupar con el gobierno de Sagasta, en el Ministerio de la Gobernación, el cargo de Jefe de la Administración Civil. Su vida en Madrid, transcurre junto a doña Adelina en ese mundillo de ocio, política y diversión. Serán casados por el Obispo de Madrid, Ilmo. Sr. D. José Mª Salvador y Barrera y apadrinados por el Ministro Liberal don Bernabé Dávila. La feliz pareja hará su vida matrimonial entre Madrid, Adra y Ozaniego en cuya finca pasaran los calurosos veranos, recibiendo en su caserío a muchas amistades civiles y religiosas.
Hemos de decir que, el nombre de “Villaboa”, no era más que un apelativo con el que se conocía al progenitor de este linaje, abogado de profesión, don Antonio Gómez Valcárcel, transformando el Valcárcel por el de Villaboa en 1784 y ser empadronado en la nobleza hidalga bañezana, según ejecutoria dada en la Real Chancillería de Valladolid.
La carencia de hijos en el matrimonio, hizo que esta propiedad fue el deseo de que, a sus fallecimientos, el lugar se convirtiera en un centro destinado a la atención de niños de familias desfavorecidas y fuese regido por la Fundación Gómez-Villaboa Sierra. Hoy cubiertas las necesidades educativas por la normativa educacional; será su heredero y familiar, don Luis Gómez-Villaboa Mielgo quien en 1992 funde un patronato, transformando el lugar en un sitio de restauración y ocio.
A pesar de ello, el viejo y primitivo caserío, se encuentra velado por la capilla-panteón, donde se recogen los restos de su tío Juan Francisco Gómez Villaboa y Lázaro y el de doña Adelina Gómez Villaboa, quien falleciera en Madrid en 1922.