POR LEOCADIO REDONDO ESPINA, CRONISTA OFICIAL DE NAVA (ASTURIAS)
Van llegando a la penumbra fresca de los llagares las manzanas llenas de sol que se están recogiendo en las pomaradas. Mientras, los días se van acortando, y la temperatura descendiendo poco a poco, acercándose a la normal en esta época, que invita a entonar el cuerpo con la degustación de una buena ración de callos. Ya en plena seronda, llegan también a la villa las tradicionales Ferias de otoño. Y, al hilo de ello, un recuerdo; hubo un tiempo, que me tocó conocer, en el que la temporada de bailes (en este caso, al aire libre, y con orquesta), se cerraban con los que se celebraban en las respectivas Ferias de Infiesto, Nava y Bimenes, y tal actividad no volvía a retomarse hasta junio del año siguiente, cuando llegaba la romería de San Antonio, en Piloñeta.
Octubre comenzó llevándose, el día 6, a Audaz Corte Faya, vecino de La Turrá, a los 92 años. Ferroviario de profesión, que inició el i de diciembre de 1942 en la Compañía de Económicos, y continuó luego en Feve, era Audaz, además de un ameno conversador, un lector acreditado y perseverante, que hasta última hora se enfrascaba en la lectura de la letra pequeña sobre papel biblia de los clásicos de Aguilar. Dotado de una memoria clara, en la que se archivaban casos y cosas de la historia naveta, que ahora hemos perdido, era igualmente titular de un juicio equilibrado, manteniendo hasta el final, aún estando delicado, su peculiar sentido del humor. Como muestra, lo que sigue. Le acompañábamos, en la cocina de su casa, Chema, el de Gamoneu, buen amigo, y el que suscribe, y eran los días en los que la selección española se enfrentaba, en León, a la de un pequeño principado centroeuropeo, de nombre complicado.
-¿Cómo será de grande Liechtenstein, Audaz?
-Muy grande, no, -respondió.
-Igual ye más pequeño que Oviedo, -aventuré.
-Sí, será como Colloto, -remató Audaz.
Y el 8 nos dejaba, a los 93 años, María Luz Camblor Peláez, también naveta. Viuda de Higinio Pruneda Faya “Lelo”, natural de El Colláu, Luz, como era familiarmente conocida, pasó por el doloroso trance de ver partir para siempre, además de a su marido, “Lelo”, a sus dos hijos, los cuales, por cierto, lo hicieron siendo jóvenes; Benjamín (ferroviario de Feve y árbitro de hockey sobre patines), y Alfonso (minero, y jugador que fue del C.F. Peñamayor).
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20161025 La Nueva España Pag 12 Ferias y callos
Fuente: Diario NUEVA ESPAÑA. Oviedo, 25 de octubre de 2016