POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
La Calle Quiroga, en honor de Antonio Quiroga y Hermida, militar español, protagonista junto con Rafael del Riego del levantamiento liberal en Cabezas de San Juan el 1º de enero de 1820, que sublevó contra el absolutismo del rey Fernando VII a la expedición militar destinada a sofocar las insurrecciones independentistas en ultramar, y que marcó el comienzo del Trienio Liberal (1820 – 1823), formando parte también de las logias masónicas y participando en el intento de sublevación militar que en 1817 preparaban los también militares liberales españoles José María de Torrijos y Juan Van Halen; pasó a llamarse Calle Ramón Gallud, en recuerdo de Ramón Gallud Torregrosa, torrevejense, estudiante de medicina, que murió el 15 de diciembre de 1936, con sólo 19 años, fusilado por sentencia del Tribunal Popular de Alicante.
Entusiasmado por la doctrina de José Antonio Primo de Rivera, se afilió a Falange Española. Un día, próximo a las últimas elecciones democráticas de la República del año 1936, fijó un gran cartel que ocupaba toda la fachada lateral del teatro ‘Nuevo Cinema’, con letras de un metro de altas, que decía: “El marxismo no pasará”. Fue una decisión que le obligó, después del golpe de estado del general Franco e iniciada la guerra Civil, a huir del lugar donde residía y escapar hacia Barcelona, en el barco de pesca de su abuelo, Ramón Sala Mínguez, pudiendo llegar a casa de un amigo con la intención de esconderse allí, pero fue localizado por las fuerzas de la República, que lo apresaron y trasladaron a Alicante. No se retractó de ser falangista a pesar de los consejos que le dio el entonces alcalde socialista torrevejense, Juan Samper Fortepiani, para que negara su afiliación a Falange; pero él se reafirmó en sus declaraciones. Después de un tiempo en prisión fue condenado a la pena capital, muriendo fusilado, en el contexto de la Guerra Civil, con el “Arriba España” en sus labios.
La Calle Espoz y Mina, en honor del militar Francisco Espoz Ilundain, conocido como Francisco Espoz y Mina, que comenzó su carrera militar en 1808, en plena Guerra de la Independencia, enrolándose en el destacamento del comisionado inglés Doyle y desarrollando su actividad bélica en Jaca (Huesca); tras la capitulación de Jaca se incorporó, en 1809, en el ‘Corso terrestre de Navarra’ a las órdenes de su propio sobrino Francisco Xavier Mina,< i>Mina el Mozo, del que adoptó, como segundo apellido el de su sobrino.
Finalizada la guerra en 1814 con la retirada del ejército francés a Rusia, con la vuelta de Fernando VII, se opuso a la disolución de la guerrilla, colocándose de parte de la causa liberal y con el triunfo del alzamiento liberal de Riego, en 1820 regresó a Navarra y proclamó la Constitución en Santesteban, siendo nombrado capitán general de Navarra y Cataluña.
Pasó a llamarse Calle María Parodi, mujer torrevejense nacida comienzos del siglo XX. Fue la hija mayor de un matrimonio formado por Bernardo Parodi Boracino y Josefa Torres, propietarios de una tienda de comestibles y ultramarinos. En el bautizo de uno de los numerosos hijos del notario que oficiaba entonces en Torrevieja, donde conoció a José Alvar, desposándose con él y yéndose a vivir a Bilbao, pasando más tarde el matrimonio a vivir a Madrid, donde, al estallar la Guerra Civil, su marido, un personaje muy influyente y de ideales de derechas, fue denunciado por los obreros de la fábrica donde trabajaba, recibiendo en su domicilio la visita de unos milicianos que lo hicieron desaparecer. María, continuó viviendo en Madrid, con el pequeño botones de la fábrica, al que quería como a un hijo. La familia intentó convencerla para que volviera a Torrevieja, pero prefirió quedarse en la capital para ver si obtenía noticias de su marido. Poco después, fue visitada por milicianos que se la llevaron con el botones, no sabiéndose ya más de ella. De esta forma, al acabar la guerra, se le rindió un sentido homenaje, decidiéndose poner su nombre a una de las calles de la población, que en principio iba a ser Chapaprieta, por ser en la que vivió su infancia y juventud, pero, al llevar ya esta calle el nombre del insigne político torrevejense, se le dedicó a María Parodi la calle paralela.
La Calle Mariana Pineda, en honor de Mariana de Pineda Muñoz o Mariana Pineda, liberal española del siglo. Mariana se adhirió a la causa liberal y tras la nueva restauración del absolutismo por Fernando VII en 1823, ya viuda acogió en su casa a liberales perseguidos. Ayudó a un primo suyo, Fernando Álvarez Sotomayor, a escapar de la cárcel donde cumplía condena desde 1827 por haber participado en diversas conspiraciones liberales organizadas por los exiliados de Gibraltar.
El 18 de marzo de 1831 la policía al mando del alcalde del crimen Pedrosa irrumpió en su domicilio, el número 6 de la casa 77 de la calle del Águila en Granada, y al encontrarse «dentro de la casa que habitaba doña Marina Pineda, cabeza o principal de ella» una «bandera, señal indubitada del alzamiento que se forjaba» fue «aprehendida… teniéndosela legalmente… por autora del horroroso delito». Fue recluida en la cárcel de mujeres de mala vida del convento de las Arrecogidas.
Las autoridades absolutistas, dada su condición de mujer, no la consideraban uno de los dirigentes de la conjura liberal que creían que estaba en marcha en Granada, sino que la detuvieron para que denunciara a sus cómplices, verdaderas cabezas de la conspiración en la que ella sería nada más que una comparsa. A pesar de la convincente defensa que hizo su abogado, Mariana Pineda fue condenada a muerte en el garrote vil, siendo ejecutada el 26 de mayo de 1831, cuando tenía 26 años. Dicha travesía pasó a llamarse Calle Sevilla al término de la Guerra Civil, ya que, según indicaron, vecinos de algunas de sus casas se reunían para oír ‘a escondidas’ las emisiones radiofónicas que el teniente general del bando sublevado, Queipo de Llano, que destacaba por el uso de la radiodifusión como medio de guerra psicológica, con sus famosas charlas a través de ‘Unión Radio Sevilla’.
La Plaza de la República (antigua Plaza de la Constitución), pasa a llamarse Plaza del Generalísimo, en honor de Francisco Franco, dictador impulsor, junto a otros altos cargos de la cúpula militar, del golpe de Estado de 1936 contra el Gobierno democrático de la Segunda República, cuyo fracaso desembocó en la guerra civil española.
(Continuará)
Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 29 de octubre de 2016