POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Prevenido fui a la última de Ken Loach. Según la sinopsis y el título se trataba de un Daniel Blake, carpintero cincuentón, viudo e infartado, al que los médicos dan de baja pero la burocracia gubernamental pretende que trabaje. Fui a verla porque me gusta Ken Loach y por sensibilidad social; asistir a un largometraje de denuncia significa hacer causa común, suscribir esa protesta, dar un donativo indirecto a los Daniel Blake para que salgan adelante y ayuden a sus vecinos con lo poco que tienen y con su gran corazón, hecho fosfatina. ¡Ay!, pero ese infarto sabía yo que iba a resolverlo por la brava el de “Lloviendo piedras”. ¿Defectos de la cinta? Cuando Loach pretende ser melodramático con el parado que cubre formularios imposibles en las oficinas de empleo, me recuerda las caricaturas de José Mota, y Loach es realista no impresionista ni, mucho menos, cómico.
Fuente: http://www.lne.es/