POR LUIS MIGUEL PÉREZ ADÁN. CRONISTA OFICIAL DE CARTAGENA (MURCIA)
El Doctor Cataplasma fue una serie de historietas humorísticas creada por Martz Schmidt, que apareció por primera vez en el número 1.139 de la revista ‘Pulgarcito’, de Editorial Bruguera, en 1953. Después se publicó también en otras revistas de la editorial, encabezando incluso la suya propia, ‘Súper Cataplasma’, en 1978.
Para muchos de nosotros es un recuerdo de infancia, unido a nuestras lecturas en los denominados tebeos o cómic; para las nuevas generaciones, una rémora del pasado, desconocida y olvidada.
Las aventuras del doctor Cataplasma se desarrollaban en historietas autoconclusivas, casi siempre de una sola página.
Los protagonistas de la serie eran el Doctor Cataplasma y su criada Panchita. El doctor bajito, de cabello largo y blanco, que siempre llevaba cubierto con una enorme chistera, con una gran nariz y una barba blanca que le alcanzaba casi hasta el suelo. Panchita era una alta y gruesa mujer de raza negra, que se cubría la cabeza con un pañuelo. El contraste físico entre ellos era quizás su rasgo humorístico.
El doctor Cataplasma, como es evidente, se dedicaba a la medicina, pero también a la experimentación con todo tipo de mejunjes. Solía tener problemas económicos. Panchita, aunque nominalmente era su criada, era la que llevaba las riendas de la casa. Las historietas solían desarrollarse en el ámbito doméstico.
Un personaje secundario de cierta relevancia fue la señora Millonetis, acaudalada dama de la que Cataplasma esperaba recibir ayuda económica, por lo que se plegaba a todos sus caprichos.
Martz Schmidt
Pero refirámonos al autor de este cómic: Gustavo Martínez Gómez, cartagenero nacido el 3 de julio de 1922, en el número 3 de la calle Molina de Santa Lucía y que firmaba su obra como Martz Schmidt, siendo Martz una abreviatura rebuscada y germanófila de Martínez, y Schmidt apellido de uno de sus abuelos.
En su familia encontramos ilustres nombres: Enrique Martínez Muñoz, el impulsor de las Escuelas Graduadas, emparentado con Nicomedes Gómez y la famosa mezzosoprano Conchita Velázquez. Su destino artístico estuvo más que justificado.
Artista inquieto, su trayectoria profesional es extraordinariamente rica y compleja, pues al margen de la historieta cultivó otros campos, como la pintura, la escenografía, el cartel o el diseño gráfico. Pero es sin duda la historieta su medio de expresión por excelencia, a la que consagró su vida y su arte.
De formación autodidacta, el joven Gustavo pronto dio muestras de sus aptitudes para el dibujo, que fue perfeccionando mientras realizaba sus estudios, interrumpidos estos a causa de la Guerra Civil. Durante años, el futuro artista frecuentó el estudio del pintor Vicente Ros y allí se inició en la técnica de la pintura. Participó en algunas exposiciones colectivas y ganó varios concursos de dibujo y pintura en Cartagena, hasta que en 1949 decidió trasladarse a Barcelona, que ofrecía sin duda más posibilidades a sus inquietudes artísticas.
En sus primeros meses en la Ciudad Condal, Gustavo fue de empleo en empleo, hasta que logró hacerse un hueco en Ediciones Cliper, donde dio sus primeros pasos como ilustrador e historietista. En esa época (1950) creó sus primeros personajes: Toribio, Doctor Cascarrabias o Pinocho. Tras un breve paso por Hispano-Americana de Ediciones y los periódicos ‘La Prensa’ y ‘Paseo Infantil’, se integró en las filas de la editorial Bruguera, donde habría de consagrarse como uno de los más grandes historietistas que ha dado este país.
Fue en Bruguera donde Schmidt dio forma a su personalidad artística, merced a la orientación de Rafael González, quien modificó su estilo anguloso y cortante por otro de formas más suaves y redondeadas. A partir de 1953 se consolidó en su nuevo estilo y crea algunos de sus más famosos personajes: El Doctor Cataplasma, Pepe KO, Sheriff Chiquito, Rasputín, Troglodito, Polvorilla y El Profesor Tragacanto.
Sus inquietudes artísticas le llevaron a formarse en la Escuela de Bellas Artes Sant Jordi y a desarrollar su actividad incluso en el extranjero: Space Girls para Amsterdam, Jhonny All Alone, Brain Drayne y Micky the Mimic, para Inglaterra, e ilustraciones para portadas e interior de cuentos para Classic’s International de Estocolmo, todas ellas de gran calidad.
A principios de la década de los setenta, aparte de continuar dibujando algunos de sus personajes clásicos como Tragacanto o Cataplasma, Schmidt se hizo cargo de Doña Urraca, personaje heredado, al tiempo que creaba otros nuevos, como Deliranta Rococó y Camelio Majareto y Cleopatra, reina de Egipto, bajo guiones de Pérez Navarro, que cosecharon grandes éxitos de crítica y público.
Creó escuela en el denominado ‘Tebeo Cartagenero’, en donde una nueva generación de dibujantes (Ardil, Rogelio, Rosique y Dioni), encontraron a su particular maestro.
El 5 de enero de 1998, víctima de un cáncer de pulmón, falleció en Elche Gustavo Martínez Gómez (Schmidt) uno de nuestros historietistas más entrañables, autor de algunos de los personajes más queridos de nuestra infancia, como el Doctor Cataplasma, un extraordinario profesional, meticuloso y perfeccionista, que cuidaba al máximo sus detalles; alguien que supo dar lo mejor de sí mismo en este difícil arte que es el cómic.
Fuente: http://www.laverdad.es/