POR JOSÉ ORTIZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MONTORO (CÓRDOBA)
En 1830 se adquiere la propiedad de este molino y bodega por una sociedad conformada por D. Amador Fovén e hijos, los cuales a su vez poseían el teatro de la calle Molino fundado a fines de los años cuarenta del siglo XIX.
En 1846, un personaje de Madrid llamado D. Antonio de las Heras y Esquivias, representado por el montoreño Juan Cañas Avilés adquirió este centro de almacenamiento por una suma cuantiosa. Éste se percató de que a la población llegaban transeúntes de numerosas localidades que no tenían residencia fija para descansar, además de reparar que en ciertas festividades o celebraciones aumentaba la pernoctación de visitantes de manera exponencial (Semana Santa sobre todo), decidiendo crear un mesón o posada llamada Parador de San Antonio, en memoria de su nombre.
Este parador conservaba más de sesenta tinajas para encierro y curación de aceite, que con la llegada a Montoro de unos señores de la Rioja, se arrendaron parte de las mismas llamadas de la del medio y la chica con quince vasos para el aceite producido en el pequeño molino colindante.
Estos arrendatarios procedentes de la ciudad de Haro, era la familia Francés Gordum, que en 1868, poco antes de los movimientos políticos que desencadenaron la Gloriosa, llegaron a esta población con perspectivas de adquirir el molino aceitero de El Cerezo para poner en práctica una almazara moderna y novedosa que rindiese al triple de los rudimentarios de piedra y mulo.