LA PULGA, LA RATA, LA PESTE NEGRA Y UN ARROZ CON MERLUZA EN SALSA VERDE
Nov 12 2016

POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

15032165_1126607407427814_189238994354582873_n

Como ven, el título de mi comentario es un «totum revolutum» que ignoro a dónde nos va a llevar.

Son historias sin aparente conexión, pero que sí, sí, encajan en mi manera de ser.

Verán.

Cuando estudié mi carrera de Química (1957-1962) en los laboratorios de la Facultad nos encontramos con multitud de material de vidrio (tubos de ensayo, buretas, pipetas, matraces…) para aplicaciones muy diversas. Entre los matraces había un tipo muy específico, parecido a un Erlenmeyer, utilizado para filtros con vacío que se llamaba MATRAZ KITASATO.

¡Esto suena a japonés!, me dije. ¡Voy a investigar! Y, así, me enteré que Shibasaburo Kitasato (1852-1931) había sido un médico bacteriólogo japonés que, en colaboración con el también médico bacteriólogo suizo Alexander Yersin (1863-1943), habían descubierto a finales del siglo XIX la bacteria «Yersinia pestis», causante de la tristemente famosa PESTE NEGRA.

¡Ay, Dios mío!

Esa peste, también llamada bubónica, que llegó a Europa a mediados del siglo XIV y por Europa se extendió hasta bien entrado el siglo XVIII causando millones de muertos.

¿Y saben cómo llegó a nuestro Continente?

Con origen asiático, la tal bacteria era huésped de unas PULGAS (Xenopsilla cheopis») «acomodadas» en la piel de RATAS que venían en barcos de carga con destino africano y europeo.

Al descargar la mercancía, especialmente telas, las pulgas se «acomodaban» en ellas y luego… a «picar a los humanos y a infectarlos con su carga bacteriana».

La enfermedad afectaba al sistema linfático y al aparato respiratorio y era «mortal de necesidad».

Por cierto: ¿Conocen la costumbre de decir ¡Jesús! cuando estornuda una persona?

Era lo que se decía al estornudar un afectado de «peste negra», ya en la agonía, para encomendar su alma a Dios.

¿Y qué «remedios» había para tal enfermedad?

Dos actitudes complementarias: La ORACIÓN, y la ALIMENTACIÓN a base de productos «verdes» (,berzas, nabizas, coles de Bruselas, puerros, ajetes tiernos…) y especias vegetales aromáticas como perejil, hierbabuena, hinojo…).

De esta conjunción surgió en los conventos (oración, trabajo y ciencia) LA SALSA VERDE elaborada fundamentalmente con aceite de oliva, ajo, perejil y sal.

¿Realmente curaba esta salsa tan peligrosa dolencia?

No nos consta su eficacia ante la enfermedad, pero sí sabemos que fue «remedio eficaz» para complementar y mejorar sabores de preparaciones de pescados, no siempre «recibidos» en óptimas condiciones de frescura.

¡Ahí estuvo su éxito!

Pues en condena de pulgas y ratas y en honor de Yersin y Kitasato, prepararemos un arroz con merluza en salsa verde.

Fue mi plato de hoy para prevenir la gripe que se avecina.

A.- Hacer un «arroz blanco» siguiendo el procedimiento acostumbrado (aceite, dos dientes de ajo, arroz de grano largo, caldo de pescado o agua, sal).

B.-En una sartén con aceite de oliva, al fuego, se fríen (vuelta y vuelta) unas rodajas de merluza previamente saladas y enharinadas y se llevan a una cazuela.

En ese aceite, doran dos dientes de ajo muy picaditos y, ya dorados, se añade perejil picado y majado en el mortero, un vasito de vino andaluz (tipo Montilla-Moriles) y un poco de caldo de pescado. Da unos hervores.

C.-Esta salsa verde se lleva a la cazuela de la merluza y, al fuego, da a todo unos hervores más.

D.- En una fuente se dispone un lecho de arroz blanco, sobre él se distribuyen las rodajas de merluza y el conjunto se baña con la salsa verde.

Y, como siempre, albariño DA OCA.

¡Una maravilla, oigan, una maravilla!

Add your Comment

Calendario

noviembre 2024
L M X J V S D
 123
45678910
11121314151617
18192021222324
252627282930  

Archivos

UN PORTAL QUE CONTINÚA ABIERTO A TODO EL MUNDO