POR JOSÉ ORTIZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MONTORO (CÓRDOBA)
La ermita de San Jacinto se levanta en la plaza del Charco abrazando el ámbito de la cultura. Desacralizada tras la guerra Civil Española, la misma tuvo diferentes usos como comisaria, biblioteca y por último Museo pictórico de Antonio Rodríguez Luna.
La ermita se levanta a extramuros de la villa de Montoro en 1602 por el capital aportado por un escribano público llamado Diego de Valenzuela. Este notario parece que ganó su dinero a través de la sembradura de olivares, siendo el final del siglo XVI como la primera expansión del aceite de oliva montoreño.
En esta ermita todos los años tiene lugar la tradicional parada de Nuestro Padre Jesús Nazareno esperando el primer rayo de sol, tradición que se embute en las tradiciones, rituales y creencias místicas del siglo XVI o anteriores.
Aquí tenía su sede la Cofradía de Nuestra Señora de la Misericordia dedicada a la recogida y entierro de personas pobres y abandonadas.