POR JOSÉ ORTIZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MONTORO (CÓRDOBA)
En 1764, don Juan Antonio del Peral y Buenrrostro, vicario de Montoro, solicitó permiso al Obispo de Córdoba para que cediese unos terrenos que existían colindantes a la ermita de San Juan de Letrán, la casa llamada del Santero y una casa perteneciente al antiguo hospital de peregrinos (que se mudó hacia varias décadas al nuevo Hospital de Jesús Nazareno) para levantar a sus expensas un Colegio de Niñas Educandas.
una vez iniciadas las obras el religioso vio la necesidad de ampliar patios para recreo y paseo de niñas internas que entrarían a formar parte del mismo en el siglo XVIII, por lo que rogó al Marqués de la Vega Armijo cediese terrenos de una casa que este poseía en la calle de las Morenas (Actual Antonio Garijo).
En la fotografía perteneciente a los años veinte vemos unas monjas del Patrocinio de María, con un grupo de escolares en uno de los patios interiores de dicas dependencias.
Es una fotografía que dice mucho por las caras y rostros de la niñez y juventud de aquellos años.