POR JOSÉ ORTIZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MONTORO (CÓRDOBA)
Desde que el Ayuntamiento de Montoro, allá por el año 2007 arreglase con dinero público los techos y demás aledaños de la iglesia de Santiago para evistar el menoscabo de su fábrica, la misma se encuentra con una solidez tan aceptable que incorpora en su interior un pequeño Museo dedicado a la Semana Santa, Exposiciones y otros eventos de la hermandad de la Vera Cruz.
Antes de proseguir, desde aquí quiero hacer extensiva mi felicitación por aquella inversión e intervención, pues recuperaron con buen gusto los pilares de los arcos fajones, dejándolos a su nivel de cota original; abrieron la puerta de la torre que conectaba con otra frontera de la muralla de Montoro (de ahí que a esta zona se le conociese en el siglo XVI como Portillo de Santiago); techo abovedado, y otras muchas mejoras más.
Pues bien, para que veamos que este inmueble ha sufrido a lo largo de la historia numerosos derrumbes, aquí traemos otro que sucedió el 6 de febrero de 1902. En esta ocasión la policía que paseaba por la vía pública escuchó a ciertos vecinos alborotarse a las nueve y media de la noche de un día lluvioso, acudiendo a la iglesia. Una vez allí vieron como se había hundido la mitad del vuelo del tejado de la «media naranja» (cúpula) de Santiago, quedando el resto en estado ruinoso y la calle interceptada por cascotes, tierra y rocas.
Mientras que el Consistorio tomaba las medidas oportunas, se dispusieron dos hombres de vigilancia (24 horas) en este punto para evitar desgracias mayores.