POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
En un principio se trazaron las calzadas para uso de peatones y centauros; con el desarrollo industrial sumáronse bicicletas, motocicletas, coches… y así surgieron las aceras para uso exclusivo de viandantes; luego fueron incorporándose patinetes, patines, triciclos, monopatines, la bici del afilador y paragüero, sillas de ruedas, el carrito de los helados, la máquina de las castañas y los urgidos corredores pedestres, en su ridículo circuito urbano. Con las nuevas tecnologías llegó la invasión eléctrica y robótica: el Winglet, que se conduce de pie, el iGo donde el usuario va sentado, como en un puf, el Scuddy plegable, las motos geriátricas, el Urban Qugo, el E4U de Hyundai, la silla 4×4… La tercera edad se arma, se motoriza y se monitoriza; prótesis, órtesis y tontones de compañía abarrotan las aceras y el puto peatón de tracción a sangre no tiene donde caerse muerto.
Fuente: http://www.lne.es/