POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
¡Ay, Dios mío!
La vida está llena de sorpresas y uno, aunque viejo y casi sin capacidad de asombro porque ha visto de todo, siempre encuentra un algo desconocido que le llama la atención.
Es lo que me sucedió hoy en la mensual comida que, de la mano de Gustavo Izquierdo, reúne en el Hotel Cristina, de Noreña, la COFRADÍA DE LA AMISTAD.
Cultura y gastronomía van en compañía para conocer retazos de nuestra historia y de nuestra cocina.
¿Y cuál fue nuestra -y de muchos asistentes- sorpresa?
Pues unos entremeses a base de «sidra del duernu» (es decir, mosto de manzana), muy en su punto de dulzor y frescura; castañas asadas; y ¡asómbrense conmigo! CASTAÑAS FRITAS.
¿Castañas fritas?
¿Lo han visto alguna vez?
Sí, ya se que algún experto me dirá que es preparación muy antigua y que los chinos, ya en el siglo «ni se sabe», las preparaban de ese modo.
Otros asegurarán que en un pueblecito del sur de Italia una tal Francesca , después de peladas, las caramelizaba con azúcar y que Sofía Loren (¡qué guapa mujer, qué gran actriz y qué mala cocinera), en su libro «Yo en la cocina» (Edit. Noguer S.A. Barcelona 1971, pág 234 ) ofrece una fórmula de «Fritada de castañas» que nada tiene que ver con lo que ahora tratamos.
Como desconocía esta fritura, pues eso: a preguntar.
Esta fue la explicación de la directora-gerente del Hotel:
«Pues mira, estábamos pasando unas pequeñas vacaciones en un pueblo coruñés y vimos que en un restaurante, como aperitivo, ofrecían castañas fritas en vez de asadas. Preguntamos y se nos dijo que era «una invención del cocinero», surgida como analogía con las almendras fritas. Y, por lo que se ve, a la gente les gusta y mucho y les sorprende».
No dudo de la genialidad de ese joven e imaginativo cocinero; pero como en cosas de cocina ya está todo inventado, intenté -y llevo en el intento unas dos horas- buscar algo similar en mi biblioteca.
Y, así, descubrí una receta de origen mediterráneo que me pareció buenísima: «Peladas las castañas, se sumergen en agua hirviendo, se espera que den unos hervores más (unos 5 minutos), se sacan, escurren y se cubren con un paño empapado en el agua de cocción. Cuando esté templado, se sacan las castañas, se elimina su piel interior y fríen en abundante aceite de girasol no excesivamente caliente.
Ya fritas, se sacan con espumadera y se disponen sobre papel absorbente para eliminar aceite. Finalmente se llevan a una fuente espolvoreadas con azúcar.
¿Y cómo son las castañas fritas de Noreña?
Muy sencillo:
Laven las castañas al chorro de agua fría y séquenlas con un paño o con papel absorbente. Háganles una pequeña muezca como si fuera para asarlas al horno e inmediatamente fríanlas (durante aproximadamente unos 5 minutos) en abundante aceite no demasiado caliente. Sáquenlas, colóquenlas sobre papel absorbente para eliminar aceite de fritura, y sírvalas calientes.
Y «pa con elles» sidra dulce o un buen vino tinto.