POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE (PRAVIA)
Di prioridad a los cambios de nombre en las calles de Oviedo para que los lectores no se perdieran y me quedaron pendientes tres películas: “Los últimos de Filipinas”, que vi en Los Prados, una derrota que no por anunciada es aún más derrota, derrota bélica, moral y poética, en la que además se pierde tiempo redundando en el desastre que borda Luis Tosar; “Animales nocturnos” la vi en Siero (en ese centro comercial que arruinó a Oviedo), me entretuvo muchísimo y subrayo la actuación de Michael Shannon en un papel de reparto merecedor de nominación; y, finalmente, “El último tango en París”, que vi en Perpignan, donde Marlon Brando tal parece que sodomiza a María Schneider, y no, aunque asegura Bertolucci que le hizo un dedo sin permiso de acceso; o sea, contemplé una gran mentira que fue media verdad. Me recuerda al Cristo de Dalí, donde el pintor crucificó a su modelo. ¡Ay, el arte es el demonio!
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