POR PABLO GALINDO ALBALADEJO, CRONISTA OFICIAL DE LOS ALCÁZARES (MURCIA)

Los mayores añoran con nostalgia las fiestas navideñas a partir de los años 40 del siglo pasado, las mujeres atareadas en la elaboración casera de dulces siguiendo recetas tradicionales, aquellos olores que salían de los hornos del pueblo anunciando el tiempo de la Pascua, los sabores de guisos tradicionales, los encuentros familiares, los amigos que retornaban unos días al pueblo… pero sobre todo recuerdan a personas que conformaban grupos de rondallas. En los años cuarenta en torno a “Juanele” y Urbano Olmos… a principios de los sesenta a “Pedraja” y a su cuñado Juan Vera “el barbero”. Guitarras, laudes, bandurrias, la pandereta, el violín… y a rondar por el pueblo tocando el aguilando, después saborear algunos manjares de la “bandeja de dulces”, una copa de anís o coñac, un “vasico de vino viejo” y seguir cantando.

Cada nochebuena sonaba la rondalla con música de villancicos en la “Misa de Gallo” y las mozas del pueblo regalaban sus excepcionales voces en la gozosa misa de la media noche. Encuentro que repetirá varias ocasiones hasta el día de Reyes.

Un año no salió la rondalla y se fueron apagando los ecos de aquellas notas, faltaba algo en el pueblo cuando llegaba Navidad. Y así muchos años.

Detrás, de izquierda a derecha: Pepe Vera (hijo de “Juan el barbero”), Salvador Gonzalez ”el sifonero”, Juan “el chirrete”, Antoñico “el ferroviario”, Antonio Balsalobre y Pepe “el tejero”.

Delante -de pie- el niño Juanito Vera, sentados Pepe Hernández, Juan Vera “el barbero”, con su violín, Pepico “el mosca” y Paco “el tejero”.

(Continuará)