POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Los avances tecnológicos han puesto al servicio de la humanidad unos artefactos dignos de elogio ya que nos conectan allende nuestros territorios, apenas pulsemos unas teclas de un aparato codificado. Sin embargo, a los escolares; tanto a los niños como a los adolescentes, se les ha dado una herramienta qué mal usada, les proporciona múltiples problemas dignos de ser tenidos en cuenta, con el fin de abordarlos antes de que sea demasiado tarde.
Sí, «el uso y abuso» de las redes sociales, genera graves trastornos a los niños en edad escolar; tales como: a) «Indiferencia en el entorno social».b) «Aislamiento de cuanto nos rodea».c) «Depresión»; tanto en niños como en jóvenes.
Edgar Landeros Galicia nos relata cómo cada vez es más corriente que los menores desatiendan la interacción con sus semejantes y con la familia; «convirtiéndose en personas solitarias y carentes de empatía e ilusión, por todo cuanto les rodea». Ante esta tesitura qué debemos hacer:
¿Debemos alarmarnos?: El problema no es cuestión baladí ya que tenemos datos que son alarmantes. Un estudio de Reurters, nos describe qué «los adolescentes pasan conectados a las redes sociales un tiempo excesivo; incrementando el riesgo de fumar, beber alcohol y consumir drogas». Al encenderse las alarmas qué hacer:
¿Podemos quedar cruzados de brazos a ver qué pasa en el futuro?: Sin cuestionar los enormes beneficios de las redes sociales y sus inmensas posibilidades, «nos encontramos con un mundo oscuro y peligroso que acecha a niños y adolescentes, engulléndolos y transformando su personalidad, su salud y, en algunos casos, destruyendo su vida por completo».
Los padres, sin lugar a dudas, tenemos mucho que decir y hacer, pero ¿Por donde empezamos? En primer lugar debemos aprender a diferenciar entre: – Mal uso; al estar embebidos en las redes a horas inadecuadas y con accesos a contenidos inapropiados a la edad de los niños usuarios y, además, con el agravante de interactuar con personas que pueden generar riesgos evidentes para el menor. – Abuso. Se da cuando el menor le dedica más horas de las aceptables a las redes sociales y gestionan a través de ellas más horas de su vida de lo deseable. – Adición. Cuando el usuario siente la necesidad de estar conectado a las redes sociales, «de forma irrefrenable», generando un estado de «ansiedad» patológico. En estos casos el menor se aísla, deja de interactuar con las personas de su entorno; se vuelve «irascible y agresivo», «no duerme bien», «su expediente académico baja de forma alarmante» y,»su vida normal cambia de forma radical»; al centrarse solamente en el uso exclusivo de las redes sociales.
El Doctor Landeros, psiquiatra infantil, nos refiere qué: «de cada 10 menores atendidos en su consulta privada, siete presentan alteraciones en su conducta habitual por permanecer demasiadas horas frente a un monitor interactuado con personas virtuales a través de Facebook, Twitter, Intagram»
El principal factor detectado es «El AISLAMIENTO», al quedar «atrapados e impedidos para realizar cualquier otra actividad». La «DEPRESIÓN» que presentan es consecuencia de la presión a que se ven sometidos por «El Acoso Cibernético», también llamado «Bullyng Cibernético o Ciber Bullyng».
Es bien sabido que las redes sociales son un medio ideal para ocultar la identidad y, por tal motivo, es propicio para que el agresor dañe a sus víctimas con saña; al ocultarse bajo una identidad falsa y con un perfil que no es real, tendiendo a ser más letal cuando de hacer daño se trata. Sin embargo, ¡ojo! no nos fiemos de los interlocutores conocidos porque, a veces, pueden ejercer más presión y abuso. Entonces:
– ¿CUÁLES SON LOS SIGNOS DE ALARMA? Sin lugar a dudas debemos conocerlos cuanto antes, con la finalidad de minimizar el riesgo de padecer «Adicción o Acoso Cibernético».
1) Pérdida de la capacidad de sueño.
2) Pérdida de apetito.
3) Las calificaciones escolares descienden bruscamente.
4) Impide los canales de comunicación con los padres y otros miembros de la familia o amigos.
5) Se irrita si no está conectado a las redes sociales.
6) Ha limitado el acceso a sus cuentas para evitar que conozcamos con quién interactúa.
7) Deja de hacer deporte.
8) Deja de salir con los amigos.
9) Suele estar aislado.
10) Se pone violento si se le restringe el uso de las redes.
11) Cambio radical de su carácter y su rutina diaria.
Cuando nos encontramos con estos signos, el problema ya está instaurado y sería preciso pedir ayuda a un psicólogo/a con el fin de abordar la situación. Pero, ¿QUÉ PODEMOS HACER PARA PREVENIR ESTA SITUACIÓN? Aunque no nos encontremos en una situación extrema, el peligro acecha de forma insistente y debemos estar alerta para activar los mecanismos tan pronto como aparezcan pequeños síntomas.
Como médico y divulgador de estos temas en Colegios e Institutos, os voy a dar siete consejos que me han sido de utilidad, para evitar que los escolares se hagan adictos. Son los siguientes:
a) RESTRINGIR el uso de nuevas tecnologías
b) SUPERVISAR Y CONTROLAR, no dejando ninguna red social a su libre albedrío
c) FOMENTAR ACTIVIDADES DEPORTIVAS
d) FOMENTAR EL OCIO ENTRE LOS AMIGOS
e) FORMA DE RELACIONARSE. Conocer las redes y los grupos con los que se relaciona
f) TIEMPO DE CALIDAD. Debemos procurar una buena convivencia con nuestros hijos
g) CONSULTAR CON EL ESPECIALISTA, EN CASO NECESARIO.
¡No dejemos que el desconocimiento de la materia nos aísle de ellos porque, inexorablemente, ellos se aislarán de nosotros!
¿Verdaderamente sabemos con quienes transitan nuestros hijos por las Redes Sociales…?