POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Se cuenta que hace muchos años un sacerdote, explicando el catecismo a los niños, preguntó a uno de ellos el nombre de los cuatro evangelistas.
Respuesta: San Juan, San Marcos, San Mateo y DON LUCAS.
¿Por qué DON Lucas?, quiso saber el sacerdote.
Explicación del niño: Porque era médico: y mis padres me dicen que a los curas, a los médicos y a los maestros se les trata de DON porque saben mucho y son los que mejor nos conocen.
San Lucas, el médico evangelista, es quien mejor nos describe la infancia de Jesús desde su Nacimiento hasta su Vida Adulta y quien nos explica la «reacción» de María ante sucesos que ella es incapaz de entender.
Así en 2-19 sabe del anuncio de los pastores al Ángel y en 2-51,52, al perder al Niño en el Templo y reencontrarlo, no comprende la causa de ese comportamiento.
Dice San Lucas: Y MARÍA GUARDABA ESAS COSAS EN SU CORAZÓN.
No las entendía, pero sí sabía que eran designios del cielo.
La palabra COSAS, en el lenguaje semítico, no define objetos sino «palabras, frases, acontecimientos, sucesos inexplicables…».
El CORAZÓN, y esto desde culturas precristianas, es símbolo de vida, de paz, de amor, de intimidad… Santa Teresa de Jesús anhelaba el llevar a Dios en lo más íntimo de su corazón.
La devoción al CORAZÓN DE MARÍA surge en Francia, por iniciativa del sacerdote San Juan Eudes (1601-1680), con primera misa celebrada el 8 de febrero de 1648.
A partir de esos comienzos fueron muchos Papas (Pío VII, Pío IX, León XIII…) quienes promovieron esa devoción y muy especialmente Pío XII quien, en 1942, extendió la fiesta del Inmaculado Corazón de María a toda la Iglesia Universal.
María, la celosa guardadora en su corazón de las COSAS de Jesús, siempre fue «a lo calladín» detrás de su Hijo.
Pero Él sabía atender a las peticiones de su Madre.
Cuando en las Bodas de Caná María advierte la falta de vino y se lo dice al Hijo, este le reprocha «¿Mujer, qué nos va a Tí y a Mí?
Reacción de María; ¡Haced lo que Él os diga!
Y Él atendió el ruego de su Madre.
El CORAZÓN DE MARÍA, como el de toda madre que recuesta a su niño contra su pecho, siempre al lado del corazón, es nuestra garantía de PAZ y de AMOR en estas fiestas navideñas.
Así nos lo enseñan en la parroquia asturiana de LA RIERA DE COVADONGA.