POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Querido amigo: mi pueblo es Ulea. Dista de Murcia unos 28 kilómetros. A él se llega por Ojós cruzando el puente colgante de madera sobre el río Segura. También puedes acercarte por Villanueva del río Segura, que, al llegar a la “asomá” como le llamamos, los habitantes de ambos pueblos no podrás superar la tentación de detenerte para admirar el paisaje que la naturaleza te brinda.
También puedes entrar por Archena, bordeando el río por su margen izquierda cruzarás “La Morra”, “El Parque” y por la carretera del “Barco Viejo”; antes de llegar al pueblo, te encontrarás con “El Golgo” o fábrica de la luz (hoy en desuso).
A pocos metros, a la derecha contemplarás “El Gurugú”, edificio emblemático de mi pueblo construido en el año 1870 por encargo del insigne militar Antonio Tomás Sandoval, que fuera capitán del ejercito en África y, posteriormente llegó a ser alcalde de su pueblo, en los albores del siglo XX.
Existe una cuarta vía de entrada, por la carretera que nos une con la autovía Cartagena-Madrid, de la que le separan cuatro kilómetros. Por esta carretera, llegará un momento en que, una vez cruzadas “Las Lomas”, tu vista se deleitará con un panorama sencillamente fascinante. Seguro que te detendrás para contemplarlo; merece la pena, y no es pasión por mi tierra. Desde allí te recrearás viendo “El Castillo” y el sinuoso cauce del río Segura, con un caudal aceptable. Entre ambos queda abrazado el pueblo, enquistado en plena ladera de la montaña.
Pues bien, desde las cuatro vías de entrada, dirigirás la vista, como un pájaro, y te detendrás en “La torre de la iglesia de San Bartolomé”, como si fuera un faro; “un vigía terrestre que vela por su pueblo”.
Puedes entrar en coche, hasta la Plaza Mayor, pero, quizás te apetezca aparcar a la entrada del pueblo, y disfrutar de los encantos de las estrechas y empinadas calles. Desde “La calle Mayor” te irás asomando por todas sus bocacalles perpendiculares, que al norte acaban el la montaña y al sur, por la huerta y el río. Cada esquina te hará exclamar de admiración, pues muchas de ellas se encuentran engalanadas, de forma permanente, por maceteros que dan un aspecto ajardinado, al estilo de las callejas andaluzas.
Tras las obligadas paradas, para contemplar y cambiar impresiones con tus acompañantes, llegarás a la Plaza y allí, situado en el centro, contemplarás “La Casa Ayuntamiento”, construida en el siglo XV (1492) y restaurada en varias ocasiones, aunque conservando su arquitectura exterior.
Desviando la vista, hacia la izquierda, encontrarás unas originales escalinatas, por las que se accede a la iglesia parroquial de San Bartolomé, construida en el año 1505, sobre una mezquita preexistente. Te aconsejo que te adentres en el interior del recinto eclesial y podrás comprobar su riqueza histórica. Su construcción original, con su artesonado de estilo mudéjar, conservado a pesar de las distintas restauraciones.
En esta iglesia nuestra podemos leer la historia de las parroquias del Valle de Ricote, ya que las demás fueron reconstruidas en el siglo XVIII, en estilo románico. En el costado izquierdo del altar mayor, se erige majestuosa, la torre, que fue restaurada en el año 2000 y cuya efigie da cuerpo al logotipo del quinto Centenario de la fundación de las parroquias del Valle de Ricote.
Si vuelves a bajar a la plaza, que te lo recomiendo, desde el pretil que protege la escalinata, puedes contemplar un edificio singular, con dos torres de estilo parisino y cuya construcción fue encargada, por José Ríos Torrecillas, al ingeniero y arquitecto francés Gustavo Eiffel, por lo que se le denomina “Casa Eiffel, o Casa del Cura”. Se construyó entre los años 1910 y 1912. Contemplar esta triada monumental, desde el centro de la plaza, es una verdadera gozada.
Si sigues hasta el extremo oeste, te encontrarás con un templete en el lugar conocido por “El Henchidor” y en donde se efectúa” el baño de La Santa Cruz”, todos los días 3 de mayo de cada año.
Como tendrás que regresar, para coger el coche, te aconsejo que pases por el centro de día de personas mayores, local reconvertido recientemente y que durante muchos años fue “El teatro Reina Victoria”, local en donde se representaron grandes obras teatrales, por afamados actores y actrices de la época, muy aclamados por los vecinos y multitud de asistentes de los pueblos de la comarca.
A la salida del pueblo , cerca de donde habrás dejado el coche, pregunta por la Casa de la Cultura, en donde se ubica la biblioteca municipal y un maravilloso, un salón de actos en donde se efectúan actos culturales y representaciones teatrales, tanto de los niños de los colegios como de profesionales, en días festivos.
De vez en cuando, detente y otea el horizonte; dirige una vista panorámica y contemplarás como el monte “El Castillo”, parece abrazar al pueblo. Si, además, tienes la suerte de visitarla por la noche- en días festivos y vísperas-, encontrarás iluminado el lugar de la montaña, en donde estuvo ubicado el asentamiento árabe con la célebre “Pila de la Reina Mora”. A los pies del casco urbano observarás “una verdadera alfombra”: es la fértil huerta, regada por las aguas del río Segura, que le rinde pleitesía.
También, si te queda tiempo, date un paseo, por el camino interior, que conduce hacia Ojós. A unos 200 metros te encontrarás con llamada “noria de Villar de Felices”; artilugio instalado por los romanos, sobre la acequia mayor, con el fin de suministrar agua a las parcelas de tierras más elevadas.
Dicha noria ha sido restaurada recientemente. Caminando unos 100 metros -en dirección a Ojós-, te encontrarás con el incomparable paraje del “Salto de la Novia” que sirve de límite entre ambos pueblos. En este punto, detente, lanza una vista panorámica y, si tienes prisa por regresar, seguro que llegarás tarde: te quedarás extasiado.
Sí, viajero: Ulea es un pequeño pueblo murciano pero cargado de historia y muy acogedor. Seguro que volverás.