POR LEOCADIO REDONDO ESPINA, CRONISTA OFICIAL DE NAVA (ASTURIAS)
La otra noche, cuando iba a ensayar, me encontré en el suelo un papel tan bien doblado que me llamó la atención, de modo que me agaché para recogerlo y guardarlo en el bolsillo de la chaqueta. Y no me acordé de él hasta que, de regreso a casa, metí la mano en el citado bolsillo y lo encontré. Era una hoja de papel cuadriculado, lleno de renglones escritos con tinta azul y letra insegura. Le pasé la mano por encima para deshacer las dobleces y quedara plana, y entonces pude, o quise, leer.
Queridos Reyes Magos de Oriente:
Me llamo Miguelín, y tengo cinco años, menos cuando viajo en el tren, porque entonces me dijo mi madre que si me pregunta el revisor diga que tengo tres. No lo entiendo, porque no debo decir mentiras, pero tengo que obedecer a mi madre, así que tengo cinco años menos en el tren, que tengo tres. Y vivo en Nava. Las personas mayores que conozco me dicen que soy inocente, y será verdad si ellos lo dicen, porque soy pequeño y no sé lo que es eso.
Cuando escucho hablar a los mayores me parece que están enterados de cosas que yo todavía no entiendo, pero cuando ven que estoy atento me tienen dicho que “ya entenderé, ya”. Bueno, pues les escucho que hay que arreglar “lo de Feve”, y que hay que arreglar “lo del Museo”. Otras veces les escucho decir que hay que arreglar “lo de La Cogolla y La Ferrería”, y hablan también “del trabajo”, y de “las pensiones”. Y más cosas dicen que hay que arreglar, pero ahora no me acuerdo. A mí, como cuando lo dicen ponen la cara muy seria, me parece que debe ser importante, porque, hasta que crezca, tengo que hacer caso de lo que dicen las personas mayores. Tengo que preguntar a la señorita lo que significa la palabra “arreglar”, porque estoy oyéndola todo el día, y debe ser muy importante. Mi señorita sabe muchísimo, y es muy buena.
Hay personas que me tratan muy bien, y cuando voy con mi padre, o mi madre, me ponen la mano en la cabeza y me animan, diciendo: “Ya verás, cuando crezcas, tú también vas a enterarte de cómo rueda el mundo”. Y mi padre, y mi madre, me dicen que tienen razón. Pero yo estoy preocupado, porque ¿dónde tendrá las ruedas el mundo? ¿y cómo serán de grandes? Tengo que pensar en eso, pero veo que no tengo todavía la cabeza bastante grande para entenderlo. A lo mejor, pregunto a la señorita. Bueno, como se me acaba el sitio para escribir, quiero pedir a Sus Majestades Los Reyes Magos que arreglen lo que puedan de las cosas que dicen los mayores, y para mí pido que me traigan revoltijo, porque me hace mucha ilusión.
Aquí se acaba el papel, pero, en un lado, y escrito con letra mucho más pequeña, dice, o quiero entender que dice:
No me atrevo a pedir juguetes porque me dicen que hay muchos niños pobres y que “la cosa está muy mal”. ¿Qué cosa será esa cosa que está tan mal? Se despide de Sus Majestades, Miguelín, 5 años.
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