POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
(Artículo basado en hechos reales). Ayer sufrí “Hasta el último hombre”, de Mel Gibson; en los tráiler ya me había percatado de su cámara lenta recreándose en los efectos ingrávidos de las bombas, y de esa música sangrante que enfatiza lo sobreesdrújulo para el espectador tonto. Ojalá llegue a tiempo este artículo (basado en hechos reales) para que el aficionado al cine se abstenga de Gibson. Al comienzo de esta basura de filme se repasan los tópicos de la formación de un soldado, reptando sobre el barro y gritando ¡señor, sí señor!, pero se olvidan de formar al médico, caso del soldado Desmond y del soporífero actor Andrew Garfield, que al final reparte morfina a tirios y a troyanos, aunque quien en verdad padece es el espectador. Y para añadir dramatismo advierten que la cinta está basada en hechos reales; pero, ¿quién dijo que eso es garantía de verosimilitud y de interés?
Fuente: http://www.lne.es/