UN ARTÍCULO DE MARÍA ESPERANZA MORÓN, CRONISTA OFICIAL DE POZUELO DE ALARCÓN (MADRID)
Un año más, celebramos las Fiestas de Navidad y Año Nuevo que, a lo largo de una centuria, han variado notablemente en nuestro municipio.
A comienzos del siglo XX, tenían un carácter esencialmente familiar y religioso. Dos semanas antes, en la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, única existente en el pueblo hasta 1935, las jóvenes ensayaban los villancicos que después se cantarían en los actos religiosos, en los aguinaldos y reuniones familiares. En los hogares se iban preparando los ingredientes de los bollos típicos de estas fiestas, que después se irían a cocer a la tahona -estaba situada en la actual calle que lleva este nombre- estableciendo los panaderos un orden de día y hora para que cada familia. La masa se preparaba en las casas, y era fundamental que estuviera muy bien amasada, de lo que se encargaban tradicionalmente los hombres, porque tenían más fuerza. En la tahona disponían de moldes para los bollos, los cuales estaban a disposición de todos los vecinos, pero normalmente cada casa tenía los suyos y ya los llevaban preparados para su cocción en el horno.
Las familias se reunían generalmente en casa de los abuelos y allí se hacía la cena de Nochebuena. Esta cena consistía en un primer plato de lombarda, haciendo honor al mejor fruto que tenía la tierra-las lombardas de Pozuelo de Alarcón, tenían fama en los mercados madrileños de ser las mejores-. A continuación, dependiendo de la economía familiar, se comía “capón”, el cual se había estado cebando tres o cuatro meses antes en el corral, o cordero, que se llevaba a asar también al horno de la tahona. Seguía la sopa de almendras, el turrón, el mazapán, los bollos caseros y otros dulces. Después de la cena, se cantaban villancicos al son de la zambomba, la pandereta y el pandero, instrumentos que hacían los curtidores con pieles de cordero, y se acompañaban con la botella de anís, el mortero y otros utensilios de cocina. Cantaban y bailaba hasta la hora de la Misa del Gallo, a la que asistían casi todos los vecinos del pueblo.
En la Iglesia se ponía un Nacimiento con unas figuras muy grandes -éstas desaparecieron durante la guerra civil- y las chicas jóvenes cantaban villancicos que habían estado ensayando con el sacristán frente al órgano- que también desapareció- y todo el pueblo, de una u otra forma, participaba en la preparación de la Misa. Terminada la ceremonia religiosa, los villancicos se seguían cantando por las calles y en las casas, en las que se juntaban familiares, vecinos y amigos, hasta el amanecer.
El día de Navidad, los niños iban de casa en casa pidiendo el aguinaldo y los mayores felicitaban las Pascuas a sus familiares y amigos, a los que se les invitaba, por regla general, a un vasito de moscatel y un bollo típico, de los cocidos en la tahona. Las dos bandas de música, que había en el pueblo, salían a tocar por las calles e iban a la casa de las autoridades a felicitarles.
El día de Nochevieja, se cenaba en las casas y después se iba al Salón Recreativo de la Inseparable a tomar las uvas y recibir el año bailando hasta el amanecer. La víspera del día de Reyes, los niños dejaban sus alpargatas en la ventana para que los Magos les dejaran algún juguete o prenda de vestir y al día siguiente, después de la Misa de Reyes, grandes y pequeños iban la plaza, los niños a jugar con los juguetes que los Magos les habían traído, poniendo sobre todo mucha imaginación y los mayores a comentar lo transcurrido en las fiestas pasadas.
El Ayuntamiento, un mes antes de las fiestas, contrataba a los vecinos que no tenían trabajo para limpiar calles, cunetas y podar árboles, con el fin de darles un jornal para pasar un poco mejor las Navidades, y a los que no podían trabajar, el día de Nochebuena les daba una especie de cesta de Navidad con alimentos. En la iglesia había un patronato, que dirigían algunas de las señoras que venían a veranear a las colonias de Pozuelo, y en estos días repartían ropa entre los más necesitados. También se regalaba una canastilla al niño o la niña que naciera el 24 de diciembre, si nacía más de uno, al que lo hiciera más próximo a la media noche.
RECETA DE LOS BOLLOS TÍPICOS DE POZUELO DE ALARCÓN
Ingredientes
1 kilo de harina
1/4 kilo de manteca
1/4 litro de aceite
1/4 kilo de azúcar
1 naranja
1 limón
1 manzana
1/4 de sobre de levadura
Un chorrito de anís líquido
Un chorrito de vino blanco.
Modo de hacerlo
Se fríe el aceite y se deja enfriar.
Se ralla la manzana y se exprimen el limón y la naranja.
Se mezclan todos los ingredientes y se amasa, dejándola reposar toda la noche.
Al día siguiente, se hacen los bollos en el horno a temperatura media. Cuando están hechos, todavía calientes, se envuelven en azúcar.
Esta receta es copia de la que María Esperanza García Maceín (1920-1994) dejó escrita, heredada de su madre Dolores Maceín Hernández (1873-1966), ambas nacidas en Pozuelo de Alarcón, y que corresponde a los bollos que las mujeres de este lugar hacían por las fiestas navideñas.
Fuente: http://elcorreodepozuelo.com/