POR RICARDO GUERRA SANCHO, CRONISTA OFICIAL DE ARÉVALO (ÁVILA)

En la columna anterior comentamos cosas del puente majestuoso que unos han disfrutado y otros han trabajado… esto es así. Me decía un amigo que es bastante ecuánime, es bueno que de vez en cuando se disfruten puentes de estos, porque mueven mucha economía, la gente que se desplaza siempre deja dinero. Pues es verdad, porque este puente, medio puente o acueducto que hemos disfrutado, unos más que otros, ha sido espléndido de movimiento de gentes, que han consumido y disfrutado de nuestras cosas buenas, y que al mismo tiempo han propiciado buen movimiento económico. ¡De eso se trataba!!!

Y callejeando, con el buen tiempo que hemos disfrutado, se oían algunos comentarios a esa gente de fuera que nos han llegado, “qué plaza tan preciosa esa de abajo, la de las torres…” o “qué bueno es ese tostón o cochinillo… ¡nunca lo había comido tan bueno!” o “qué bien, que hemos visto las iglesias, tenía ganas de verlas…” y cosas por el estilo. Algún comentario al contrario habrá habido, pero estos son los que he oído yo, y sin querer escuchar descaradamente… yo me puse tan contento. Es que andamos tanto tiempo detrás de ello, que estos frutos ¡naturalmente que enorgullecen!

Es verdad, nuestra ciudad ha cambiado mucho en los últimos años, y no es que no esté pensando y diciendo que algunas cosas no se han hecho lo bien que debiera, todo es mejorable. Lo peor es cuando las cosas mal hechas se repiten insistentemente y sin remisión, lo que quiere decir que alguien no está haciendo bien su trabajo… ¡no me pidan ejemplos!, que los hay, no faltan. Estos días de las lluvias, por ejemplo, se ve muy bien donde están los charcos y dónde los desagües, que ya les vale…

Pero yo hoy quería hablar de adoquines, que parece que se han puesto muy de moda. Recordaremos que esta pequeña ciudad estuvo desde antiguo bien urbanizada, empedrada y con las caídas de agua bastante mejor trazadas, que lo han puesto de manifiesto algunas excavaciones arqueológicas en las que vemos unos pavimentos muy buenos. Hay obras de mejoras, tanto urbanísticas como de los suelos, en el s. XVI, de ello hay muchos testimonios en las actas del Concejo de aquella época. Aquella antigua Villa era toda una ciudad, por los servicios públicos que tenía y por su urbanismo.

Luego llegaron tiempos más modernos, a principios del s. XX se adoquinó todo el trayecto de la Carretera de Galicia, la que derivó en Nacional 6. Adoquines bien puestos y sólidos, de una vez por todas… los parches ya no han sido igual ¡Siempre los parches! Por qué los llamaremos así. Y por los años 50 del siglo pasado se empedró casi toda la ciudad, fueron años en los que la resina y la madera de nuestros pinares valían dinero y los Ayuntamientos de entonces tenían las arcas muy saneadas.

En esta ocasión eran adoquines irregulares, de cascajo, que era bastante más barato pero muy eficaz. De hecho aún quedan algunos de estos adoquines, en algunas calles, y resulta que está mejor el pavimento original que los parches posteriores.

Recientemente se están sustituyendo aquellos adoquines irregulares y se ha puesto de moda el adoquín de hormigón, coloreado y todo, para marcar espacios. También algún que otro adoquín de granito, y algunos otros que lo parecen y son de planchas. Pero ya no es igual.

Se han puesto de moda los adoquines del Paseo o Parque Gómez Pamo, que han creado mucha polémica y división de opiniones, otra polémica que a unos gusta y a otros no, pero se ha adoquinado el paseo central del parque. Dicen que ha perdido el romanticismo. Yo creo que eso ya lo perdió hace mucho, y aún todos los días cuando algunos, los de siempre, maltratan las plantas, ¡que no sé como aguantan! Pero también se podía decir que se está renovando el riego automático. Ya podemos pasearle sin charcos y barros, unos de las lluvias y otros de los riegos… división de opiniones. El paseo ya se pasea de nuevo, y los bancos y las papeleras, ya los pondrán.