POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Cercanos en el tiempo, concretamente desde 1940, Joaquín Carrillo Martínez (mayor), durante una decenio, fue comprador y exportador de limones, peras y melocotones, para los mercados centrales españoles de Murcia, Granada, Sevilla, Baeza, Albacete, Ciudad Real y Madrid.
Con posterioridad, Evaristo Hernández, se erigió en un importante exportador de naranjas, limones y frutas; tales como albaricoques, peras y melocotones. A dicha empresa, le sucedieron sus familiares, con la marca Ayaga (Ayala Garrido). Dicha empresa sigue trabajando en la actualidad.
Durante varios años, Antonio López Martínez y José Moreno Carrillo iniciaron la misma marcha y, durante bastante tiempo, dichas empresas fueron viento en popa. En ambas les sucedieron sus hijos Antonio López García y José Moreno Yepes. Las dos dejaron de exportar por problemas de mercado.
Siendo muy joven emergió en la localidad la empresa «Frutas Yevar», a cuyo timón iba Manuel Yepes Vargas.. Que expandió su radio de acción por la provincia de Alicante (Monforte del Cid) y por La Coruña. Hoy en día sigue funcionando.
Por aquella época surgió otro emprendedor Antonio Marín López (El Rojo de ratones) y, con su ímpetu comercial emprendió la marcha como comprador y exportador de frutas. Dada la afinidad con su hermano Jesús Marín (El Jesús de Ratones), al morir Antonio joven y de forma inesperada, cogió Jesús con un brío enorme el ritmo de la empresa y montó por su cuenta la fábrica «Frutas Ulea» y, hoy día, con la ayuda de sus hijos, es una empresa pujante.
No quiero dejar de reseñar a Andrés López Moreno, Antonio Abenza (El colorao), José Palazón Salinas y Emilio Yepes. Unas tuvieron más fortuna que otras.
No quiero pasar por alto la puesta en marcha de «La Cooperativa Santa Cruz» qué, aunque con altibajos, sigue funcionado.
Aunque muchos agricultores, han exportado y exportan, sus frutas a los mercados centrales, de forma temporal, «Frutas Ayaga», Emilio Yepes y «Frutas Ulea» continúan sus tareas con distinta intensidad de forma cotidiana.