POR MIGUEL ALCOBENDAS FERNÁNDEZ, CRONISTA DE ALGETE (MADRID)
Un año más en la localidad madrileña de Algete, se ha celebrado el pasado día 17 de enero la fiesta de San Antón (San Antonio Abad). Una tradicional fiesta en un pueblo en el que, hasta hace menos de 50 años, la agricultura y la ganadería era su actividad principal y los animales eran elementos fundamentales, por lo que era importante pedir la protección del santo.
Con el tiempo ha cambiado el tipo de actividad y la población que era en torno a 1.200 habitantes y que en la actualidad pasa de los 20.000.
En el archivo de Toledo se conservan ordenanzas de la Hermandad de San Antón del año 1.725.
La fiesta la organiza la citada hermandad religiosa, que conserva libros de cuentas antiguos, y suele mantenerse la tradición familiar, aunque abierta a nuevos vecinos. También presiden la fiesta los priostes que les corresponde cada año por orden de antigüedad.
La protección del ganado anterior ahora son las mascotas y animales de compañía los que acuden a la bendición de animales que se realiza al iniciarse la procesión por la tarde.
Los actos se iniciaron este año con las vísperas del día 16 de enero, con el toque de campanas, cohetes, música y la salida del tambor del siglo XVIII, con el escudo de Felipe V que acompaña todos los actos.
El día 17 de enero, se empezó con la música por las calles, al medio día la misa mayor y posterior convite de hermandad y por la tarde-noche la bendición de animales en la puerta de la iglesia a la salida de la imagen para la procesión acompañada de autoridades, hermanos, vecinos, música y algunos animales.
Al terminar la procesión y antes de entrar en la iglesia se ha celebrado la subasta de andas y estandarte, la rifa de un cochinillo y un jamón y la subasta de unas tortas, recordando como se hacía antes en la plaza, ya que ahora se subastan principalmente en el baile popular que se celebra en un local posteriormente, junto con otros productos. Por cierto que las personas que han adquirido las tortas las han repartido generosamente entre todo los presentes. Y como fin de la procesión fuegos artificiales, con el fondo de la torre y del atardecer.
Las tortas se realizan especialmente para este día y para la fiesta de la Virgen de la Paz, el próximo día 24 de enero, con adornos de “anisillos”, fruta confitada,… y algunas con formas de cerdo para San Antón.
Posteriormente la música, el baile, la subasta y la fiesta han continuado en los salones de un restaurante. Y el día 18 como despedida, lo que llaman “San Antoncillo”, se recuerda a los que han venido manteniendo la tradición y que ya no nos acompañan.
Este año, los hermanos han estrenado y lucido una bonita medalla con la imagen del santo.
Es importante que se sigan mantenido estas tradiciones que son parte de la identidad de los pueblos, sobre todo en los que se han incorporado tantos vecinos nuevos que, en ocasiones no pueden llegan a entenderlo y que es interesante que se puedan integrar también en ellas.