POR RAFAEL SÁNCHEZ VALERÓN, CRONISTA OFICIAL DE INGENIO (CANARIAS)
La circunstancia histórica por la que el territorio que hoy conforma el municipio de Ingenio fuera parte integrante del Señorío Episcopal de Agüimes, desde que en 1491 fuese establecido mediante carta de merced y privilegio de los Reyes Católicos hasta su segregación religiosa en 1815 o administrativa en 1816, o bien, que sus vecinos bajo el fuero militar lo fueran del Regimiento de Milicias Provinciales de Telde, bajo el mando de un coronel, hace que el nombre de Ingenio haya quedado un tanto difuminado a la hora de reconocerse las actuaciones de sus vecinos como tales, sin entrar en disquisiciones de otra naturaleza y tan solo ceñidos al contexto histórico, teniendo en cuenta que eran vecinos en general pertenecientes a clases acomodadas a los que se les había distinguido con graduación militar (sargento, subteniente, teniente, capitán) que participaban en la vida social de la comunidad y que de manera ocasional eran requeridos desde Telde cuando por parte de la autoridad militar se creía conveniente, sin contar los soldados “rasos” que también nutrían aquel Regimiento.
La oficialidad de Ingenio
Son los casos más destacados de oficiales de milicias nacidos en territorio ingeniense (Ingenio y Carrizal): Sebastián Sánchez Maldonado, Capitán, que llegó a ser Auditor de Guerra en Campeche (México), José Espino Estupiñán (Capitán Espino) y Tomás Sánchez Maldonado (alcanzó la graduación de Teniente Coronel), que como oficiales del Regimiento teldense participaron junto a la expedición canaria en la guerra del Rosellón contra la Francia revolucionaria, de tan triste recuerdo para las tropas españolas, o las actuaciones posteriores de Juan Xuárez Alvarado (Capitán Juárez) y la del teniente Cristóbal Espino Estupiñán, estos últimos integrantes de la llamada Granadera Canaria, como primer y segundo oficial de la Cuarta Compañía del Regimiento de Telde en el ejército expedicionario que luchó en la Península en la Guerra de la Independencia contra los franceses a partir de 1809, teniendo especial protagonismo su participación en la Batalla de Chiclana en 1811.
Otros oficiales lo fueron: José Ramírez que con graduación de subteniente fue el primer Alcalde Real de Ingenio en 1816 y su hermano el teniente Francisco Ramírez, así como Pedro Medina; todos vivieron la intensa etapa de transición de finales del siglo XVIII y principios del XIX.
El Capitán Juárez
Merece especial comentario un pasaje histórico de la vida pública del ilustre ingeniense Juan Xuárez Alvarado “Capitán Juárez” a quien entre otras actuaciones se debe la construcción del primitivo puente sobre el “barranquillo del Ingenio” que unía los dos núcleos principales del pueblo: “Almendro” y “Sequero” con “la Banda”, donde se encontraba el templo bajo la advocación de Nuestra Señora de Candelaria a quien regaló un hermoso cuadro de una “Dolorosa” que aún se conserva. Tiene relación este relato con su condición de Alcalde Ordinario de Agüimes, impuesto por la autoridad eclesiástica a través del Obispo para regir los asuntos de índole administrativa -el otro era “Real”, representante del Cabildo de la Isla que llevaba los asuntos criminales-.
Las disposiciones establecidas para su nombramiento hacía necesario que el pretendiente al cargo estableciera una hipoteca de sus bienes en garantía de que sus actuaciones estuvieran sujetas a derecho y no se extralimitara en sus funciones. Fue en 1795, estando el Obispo de visita en Agüimes, cuando propuso a Juan Xuárez Alvarado, Teniente de Milicias Provinciales del Regimiento de Telde para “Alcalde Ordinario” del Señorío de Agüimes, estableciendo como condición antes de entrar en el uso y ejercicio de su oficio dar fianza a favor del Prelado, “obligándose a usar bien y fielmente el Oficio de Alcalde Ordinario de la citada Villa de Agüimes sin fraude de los intereses de persona alguna, tomando en los asuntos que lo necesite los oportunos dictámenes de personas de virtud y literatas, especialmente en los juicios y escritos en que ha de conocer, queriendo sean de su cuenta y cargo todos los daños y perjuicios que por descuido o negligencia se irroguen a las partes en que acaso se le imponga alguna condena por Tribunal Superior, pagándolo todo con sus propios bienes”.
A la seguridad y firmeza de lo ofrecido hipotecó: un cercado de tierra labradía con diversos árboles frutales y medio día de agua de riego del heredamiento de la Acequia Real de Aguatona situado en Algodones en el “pago” del Ingenio con una superficie de dos fanegadas y media con un valor de 200 pesos; otro cercado de tierra labradía en el mismo pago “del Ingenio de Agüimes” bajo de riego de tres fanegadas, 300 pesos; pedazo de cercado de tierra labradía con media cuarta de agua del mismo heredamiento en la misma situación donde llaman Tras las Casas de tres celemines, 300 pesos, incluido un pedazo de hacienda y cañas situado en el pago del Ancón con su agua en la jurisdicción de Agüimes, y cinco suertes de tierra labradía de secano situados en la Vega Castaña (medianías de Ingenio) por valor de 500 pesos.
Dichos bienes obligaban a no vender, ceder ni traspasar a persona alguna sin la carga de esta hipoteca. Tres testigos “de integridad” convocados por el cura de Agüimes prestaron testimonio sobre la veracidad de la titularidad de estos bienes, su origen y que no estuvieran sujetos a otra hipoteca, siendo necesario también un informe favorable del cura párroco, para decretar la aprobación de la fianza. Informe que el fiscal general del Obispado, administrador de la jurisdicción ordinaria eclesiástica trasladó para su aprobación.
A modo de conclusión y reflexión
Vistas estas disposiciones de antaño sobre fianza que garantizaba el buen gobierno o los llamados “juicios de residencia” donde los gobernantes salientes tenían que dar explicaciones sobre los beneficios obtenidos durante su mandato, no estaría de más que se implantara en la actualidad en beneficio de la transparencia en la gestión de los cargos públicos.
Fuente: http://www.teldeactualidad.com/