SEGÚN EL CRONISTA OFICIAL DE CUDILLERO, JUAN LUIS ÁLVAREZ DEL BUSTO. «SIEMPRE SE IMPLICÓ CON SU PUEBLO Y SUS VECINOS»
El empresario y hostelero Santiago Mariño Menéndez descansa para siempre en San Martín de Luiña. El presidente de la extinta Cudillero Turismo y fundador de la Cofradía del Curadilllo, amén de uno de los hosteleros que lideró el «boom» del sector en el concejo a finales del siglo XX, fue despedido ayer por numerosas personas en un sentido funeral.
Vecinos, amigos y allegados de la familia acudieron a la iglesia San Martín para decir adiós a Mariño, fallecido en Oviedo el martes a los 63 años.
Llevaba el oficio en la sangre, pues nació y creció en una casa de comidas, la misma que convirtió en un restaurante señero del Occidente, el llamado «balcón de la Concha de Artedo»: Casa Mariño. El hostelero era un gran amigo de la innovación. Quiso mejorar el legado de sus padres y se implicó en la cocina de su restaurante hasta el punto de repartir entre sus comensales «las mejores almejas del Occidente», cuentan sus fieles. Cuando estuvo al frente del negocio abrió la puerta a la vanguardia. Su trabajo le valió el reconocimiento de vecinos y foráneos. El restaurante que regentaba pronto se llenó de fotografías de personajes famosos. Santiago Mariño también destacó por dar popularidad al curadillo, el escualo secado al sol y típico del concejo que se ofrece en los restaurantes de la zona. De hecho fundó una cofradía con su nombre. «Es una pena que se haya ido tan pronto», lamentaron ayer sus vecinos en el funeral.
Mariño sufría una grave enfermedad. Murió en el hospital Monte Naranco de Oviedo después de batallar contra el cáncer. Trinidad Fernández trabajó codo con codo con el fallecido durante su etapa como presidente de Cudillero Turismo y ayer acudió al sepelio apesadumbrada, como tantos vecinos. «Su labor fue muy importante para este concejo. Santiago Mariño merece todos los reconocimientos. Era una personas cercana y agradecida como pocas», indicó. El pintor tinetense Manolo Linares no faltó. «Si Mariño destacaba por algo era por su generosidad. Todavía tengo grabado el día que ofreció al equipo sudafricano de bateo de oro percebes con la mejor de sus sonrisas y sin pedir nada a cambio, porque no hubo forma de pagar», recordó Linares. Era Mariño una persona «amable y cercana», según el cronista oficial de Cudillero, Juan Luis Álvarez del Busto. «Siempre se implicó con su pueblo y sus vecinos», añadió. Su restaurante, hoy cerrado, acogió durante varias ediciones la entrega del premio «Amuravela de Oro» y la gala del galardón «Curadillo de Oro».
El párroco de San Martín de Luiña, Antonio Fernández, recordó la figura de este vecino trabajador. «Los que hacen el bien tienen que estar contentos porque habrá recompensa en el cielo», dijo durante la misa.
Entre los asistentes a su funeral no faltaron los políticos de distintos colores y tampoco la presidenta de la asociación Cudillero Empresas de Turismo Asociadas, que hoy reúne a los hosteleros del concejo.
El féretro Santiago Mariño fue portado entre otros varones por su hijo, Santiago Mariño López, y seguido de cerca por su inseparable hija, Nelly Mariño.
Fuente: http://www.lne.es/ – A. M. Serrano