POR FRANCISCO PUCH, CRONISTA OFICIAL DE VALDESIMONTE (SEGOVIA)
No he querido hacer lo que han hecho tantos mediocres escritores oportunistas, de escribir su articulito con su personal opinión sobre el significado que dicha celebración se sacaron de la manga una serie de feministas que más que defender los derechos de la mujer lo que pretendían era dejar su impronta de cara a la galería queriendo hacerle creer que hacían algo efectivo en la defensa de los derechos de la mujer que, en su opinión, estaban siendo pisoteados por el hombre.
Fomentar el odio hacia el varón. Personalmente pienso que la mujer es el ser más brillante que puso la Naturaleza sobre la Tierra; para mí, la presencia de la mujer en la vida del hombre es lo más sublime que existe en el mundo, en consecuencia, para mí, el día de la mujer es y ha sido y sigue siendo todos los días de mi vida, no sólo ese inventado 8 de marzo, que hoy ya tres días después nadie se acuerda de él.
Hoy precisamente hoy, dos días después del 8 de marzo, leo en la prensa que las mujeres que calientan con su trasero un asiento en el Congreso, el día 8, a mediodía abandonaron sus escaños, para reunirse en la calle pero, pásmense ustedes, las diputadas de los partidos Podemos, ERC y Compromis, se reunieron junto a uno de los leones, mientras que las de los partidos PP, PSOE y C,s, se reunieron junto al busto de Clara Campoamor.
¿Se imaginan ustedes la desfachatez?
Abandonan sus puestos de trabajo que son pagados por el bolsillo de los contribuyentes, y se reúnen en grupos separados porque no saben ni quieren defender los auténticos derechos de la mujer. ¿Qué representantes tiene la mujer española en esas féminas que están en el Parlamento no sólo con el voto femenino sino también con el de los varones?
Creo recordar que cuando se instauró esa celebración del Día de la Mujer, le dieron el nombre de “Día de la mujer trabajadora”; queriendo hacer patente que la mujer trabajadora era la que trabajaba fuera de su casa; haciendo omisión de la abnegada mujer trabajadora en su propia casa que con frecuencia trabaja infinitamente más que las que lo hacen fuera.
Poco tardaron en darse cuenta quiénes iniciaron ese movimiento, que estaban menospreciando la abnegada labor del Ama de casa, y suprimieron lo de trabajadora.
Éstas que se proclaman defensoras de los derechos de la mujer, no dedican ni una palabra, ni un pensamiento, a los millones de mujeres que están siendo esclavizadas en los países subdesarrollados, y que viven como pueden bajo el yugo de los hombres, porque tienen otra civilización, otra cultura, otra religión, otras costumbres; esas mujeres, ¿no tienen derecho a ser defendidas por ese movimiento feminista del mundo civilizado? Hablan de las diferencias de los salarios de la mujer con respecto al hombre; cuántos hombres quisieran tener los sueldos que perciben, mujeres como Botín, Cospedal, Dancausa, Aído, Fernández de la Vega, Leire Pajín, la Infanta Cristina, Botella, Cifuentes, Susana Díaz, y tantas otras en altos cargos ministeriales, o en los Consejos de Administración de Empresas Públicas. ¿Por qué les dan esos cargos en empresas públicas después de haber cesado en sus cargos políticos? Y pregunto: ¿cobra más un ministro que una ministra?
¿Dónde está esa pretendida diferencia salarial?
El día de la mujer, pasó sin pena ni gloria. Sólo ha servido para que las mujeres que se sientan en el Congreso de los Diputados, hayan puesto de manifiesto sus diferencias. Cuando los payasos salen a la arena, es cuando más se divierte el personal.