POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Los camioneros, esos héroes del volante, en los que no existe límite entre el día y la noche, dan prueba de su duro temple.
En la información regional del diario ‘La Verdad de Murcia’, del día 12 de diciembre de 1974, se da cuenta de que el vecino del pueblo Ángel Marín López, posee un camión de transportes, con doble dirección, que puede cargar más de 24 toneladas de mercancía.
Al regresar al pueblo con su pierna derecha escayolada, nos relata su aventura: Estaba cerca de la frontera con Francia y tuve la desgracia de caer desde lo más alto del camión, cuando procedía a su descarga. Sentí un fuerte dolor en el pie y apenas podía apoyarlo. Al estar tan lejos de mi tierra, nada más descargarme el camión, emprendí el viaje de regreso al pueblo, pensando que no sería nada importante, lo que me pasaba en el pie: “un pequeño recalcón, pensaba yo”.
Conforme pasaban las horas, el dolor se iba acentuando y el pie se hinchaba de forma alarmante. A duras penas podía manejar los mandos del camión, sobre todo el acelerador; que se acciona con el pie derecho.
A su llegada a casa un familiar le trasladó al hospital de Murcia, para que le efectuaran una revisión médica. Tras la exploración y el estudio radiológico pertinente, el facultativo quedó sorprendido al comprobar el alcance de la lesión: varias fracturas de calcáneo y peroné, de talón y tobillo derecho.
Como Ángel contó. Con esas fracturas hizo todo el trayecto; “condujo un camión de 24 toneladas, en esas condiciones, los más de 700 kilómetros de distancia.