POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Por la calle Mayor de mi pueblo solamente podían transitar carros, carruajes, galeras y animales de carga. Sin embargo, a partir del año 1940, los distintos regidores municipales como Gumersindo Cascales Carrillo, Aurelio Hita Carrillo, Luís García Fernández, José Carrillo Hita o Mariano Carrillo Valiente, hicieron cuanto pudieron, para que dicha calle Mayor pudiera ser transitada por vehículos rodados.
Al principio comenzaron a circular pequeños vehículos tales como los conocidos como «Biscuter» o los «Balillas». Con posterioridad, o al mismo tiempo, entraba y salía el camión de cuatro ruedas de José Antonio López Abenza «El pequeño», qué, como no tenía salida hacia el oeste del pueblo, lo aparcaba en la misma plaza, en la puerta de Virgilio Ríos Torrecillas y, a la mañana siguiente, salía con destino a Murcia o Cieza; según hubiera programado.
Esta penosa situación se prolongó hasta el año 1955, fecha en que la ímproba labor de nuestros alcaldes, consiguieron abordar la penosa orografía de las calles, estrechas y empinadas, con el fin de que pudieran pasar vehículos de más tonelaje. Además, por supuesto: motos y bicicletas.
Todos los vehículos que entraban al pueblo, se veían obligados a dar la vuelta y salir por donde habían entrado ya qué, por el extremo oeste no había salida. De ahí qué, desde la Plaza Mayor, regresaban por la calle José Antonio y Juan O,Donnell y, por «La Punta del pueblo» regresar hasta «Los árboles grandes» y, desde allí, seguir circulando por la carretera del molino o bien por el antiguo «camino de las eras»; actual carretera que nos une con Villanueva.
Todo esto; claro está, desde el año 1925, fecha en que se inauguró el tan deseado y necesario puente sobre el río Segura.
Pues bien, los alcaldes antes citados trataron con los dueños de las casas deshabitadas, con los propietarios de corrales y quienes tenían esquinas que sobresalían y, cómo no, con aquellos que tenían balcones y ventanas bajas que sobresalían de sus fachadas. Las indemnizaciones las afrontó el erario del Ayuntamiento y la calle Mayor permitía que circularan vehículos de mayor tonelaje, camiones de seis ruedas.
El progreso también llegó al pueblo y, un 26 de julio de 1961, el Gobernador Civil de Murcia, Soler Bans, inauguró toda la infraestructura del agua potable del Taibilla que llegaba a casas y calles.
Como es lógico, a la profundidad aconsejada, por las calles, se instaló toda la red de agua y sus alcantarillados y desagües.
Las calles empedradas tenían más anchura, aunque no era uniforme y, los camioneros más osados se atrevían a circular hasta la Plaza Mayor; y regresar por donde habían entrado al pueblo. Sin embargo, por muy osados que fueran, se las veían y deseaban para esquivar las ventanas y balcones que, aún, sobresalían (doy fe de qué, a pesar de todo, muchos fueron arrancados y otros deteriorados; entre ellos el de mi casa, en la calle O`Donnell).
Además, como las zanjas con las canalizaciones subterráneas, fueron rellenadas y apisonadas, cuando llovía se reblandecía la tierra y, los camiones, se hundían; quedando sus ruedas atascadas, y los vehículos atravesados y semi-hundidos; tal como muestra la imagen de este camión, en la calle José Antonio.