POR JOSÉ RAIMUNDO NÚÑEZ-VARELA LENDOIRO, CRONISTA OFICIAL DE BETANZOS, MIÑO Y PADERNE (LA CORUÑA)
En el mes de julio del año 1985 con anterioridad a la adquisición de la finca El Pasatiempo por el ayuntamiento, si bien reafirmadas las condiciones de compra con el atisbe de su recuperación en medio, para facilitar el éxito de las negociaciones que por parte de la Ciudad fueron pura cantilena según se demostraría a posteriori, se procedió a demoler la modernista casa-taquilla y la Casa de los Espejos, situada en la esquina opuesta, y acceso principal del recinto que se hallaba en el centro de ambos monumentos flanqueado por la pareja de leones esculpidos en mármol de Carrara, que acabaron en el santuario de Covadonga y la hermosa verja de entremedias que se vendió al propietario del pazo de Armuño, en Lubre (Bergondo).
Esta actuación irracional e incomprensible tenía como fundamento la consecución de un aparcamiento para servicio de las instalaciones deportivas que se habían construido en terrenos colindantes con la Huerta de don Juan, como popularmente también era conocida la Finca El Pasatiempo según la titulaba su fundador don Juan Jesús García Naveira. Esta sería la primera actuación del programa de “rehabilitación” que ponía en práctica nuestro ayuntamiento durante el mandato de don Antolín Sánchez Presedo, lo que nos causó gran extrañeza por su acentuado interés en favor de la compra del conjunto, y que motivó al académico y catedrático de arquitectura don José Ramón Soraluce Blond, miembro del Seminario de Estudios Mariñanes a publicar su artículo Una vez más, El Pasatiempo, publicado en el boletín VNTIA nº 2 correspondiente al año 1986, órgano de divulgación del mismo y entidad de la que fuimos miembro fundador al que remitimos, y en el que da cuenta de esta triste realidad.